La vivienda para estudiantes ha experimentado una transformación notable durante el último siglo. Una vez vista como una necesidad utilitaria, proporcionando refugio y servicios básicos para estudiantes, esta tipología arquitectónica ha evolucionado para abordar demandas sociales, culturales y urbanas cada vez más complejas. Comenzando con el enfoque modernista de Le Corbusier en la Cité Universitaire en París, la residencia estudiantil ha reflejado tendencias más amplias en arquitectura, urbanismo y cambio social.
Hoy en día, estos edificios deben atender a una población altamente diversa y transitoria, navegando las presiones de asequibilidad, densidad y los estándares de vida en evolución de los jóvenes adultos. Con la rápida urbanización y el aumento de la movilidad estudiantil, las universidades enfrentan ahora el desafío de diseñar viviendas que no solo sean funcionales, sino también adaptables a diferentes contextos culturales y sociales. Esto ha llevado a soluciones más flexibles e innovadoras que promueven tanto la privacidad como la vida comunitaria.
La arquitectura contemporánea en contextos de Patrimonio Mundial de la UNESCO presenta un desafío único: revitalizar sitios históricamente significativos mientras se adhieren a estrictas directrices de preservación. Desde centros urbanos hasta paisajes naturales y tradiciones culturales intangibles, estos proyectos demuestran el delicado equilibrio entre la innovación y la conservación del patrimonio. Ya sea trabajando en una megaciudad, un paisaje protegido o una zona rural culturalmente rica, se encarga a los profesionales de la arquitectura reimaginar estos espacios sin comprometer su valor histórico. Cada proyecto ofrece una nueva perspectiva sobre cómo los sitios patrimoniales pueden evolucionar y mantenerse relevantes en tiempos modernos.
Hacia el año 1949, la ciudad de Buenos Aires encabezaba la construcción del Sexto Panteón en el barrio de Chacarita. De carácter monumental y estilo brutalista, esta necrópolis subterránea resultó ser la primera y mayor experimentación de arquitectura moderna en el ámbito funerario. Diseñada por Ítala Fulvia Villa, una de las primeras arquitectas argentinas y planeadoras urbanas, y además pionera del modernismo sudamericano, junto a su equipo conformado por Leila Cornell, Raquel S. de Días, Gunter Ernest, Carlos A. Gabutti, Ludovico Koppman y Clorindo Testa, esta obra fue descubierta por Léa Namer quien desarrolló una profunda investigación reflexionando sobre el legado de una utopía moderna y de una feminista relectura de la historia.
Imaginemos un mundo miles de años en el futuro, un mundo en el que la humanidad haya conquistado planetas desde galaxias lejanas, para luego caer en un orden social neofeudalista en una constante lucha por el poder, todo construido sobre un intrincado entramado de culturas y religiones y ambientado en un paisaje duro pero vívido que se convierte en un personaje en sí mismo. Este fue el desafío al que se enfrentaron el director Denis Villeneuve y el diseñador de producción Patrice Vermette al crear la adaptación cinematográfica de la novela de Frank Herbert de 1965. Las dos películas de Dune, estrenadas en 2021 y 2024, fueron concebidas como un todo y, por lo tanto, comparten un estilo y una expresión cinematográfica coherentes. Más allá de la estética, el entorno y la arquitectura de Dune presentan un mundo habitado y creíble, que ancla la acción y los personajes, ofreciendo silenciosamente información invaluable sobre los valores y la mitología de cada civilización.
Varios eventos han moldeado a Marruecos desde su independencia. Uno de ellos es la transición de los arquitectos de servir al declinante imperio francés a servir a la recién independiente nación marroquí. Tras obtener la independencia en 1956, jóvenes arquitectos marroquíes y extranjeros tuvieron la tarea de construir un Marruecos autosuficiente. La demanda de infraestructura moderna, nuevos edificios administrativos y mejores instalaciones educativas y de salud llevó a un auge de la construcción. Este auge brindó a los arquitectos y urbanistas la oportunidad de expresar su visión.
Inspirados por la popularidad del modernismo en Europa, los arquitectos experimentaron con edificios que encarnaban el brutalismo. Este estilo arquitectónico no solo fue una rebelión contra la visión colonial del diseño urbano en Marruecos, sino también un símbolo de unidad arquitectónica en el paisaje urbano. Los edificios fueron creados en varias tipologías con la característica de concreto expuesto, mostrando sus cualidades inherentes de resistencia, durabilidad y funcionalidad. Estos edificios, que se pueden ver en ciudades como Agadir, Casablanca, Tánger y partes de Marrakech, representan un diálogo entre el brutalismo y la cultura, el entorno y el clima marroquíes.
A medida que nos acercamos hacia el final del 2023, un año lleno de eventos que podría definirse como el año de los "cambios", echamos un vistazo a cómo los eventos y tendencias globales han impactado en el diseño de los espacios interiores. Mirando hacia atrás, las personas cuestionaron todo, y la práctica arquitectónica no fue una excepción. Se le dio una nueva voz a naciones generalmente olvidadas mientras los arquitectos/as buscaban formas alternativas de diseñar y construir. Cuestionamos el colonialismo, la cultura del consumismo, el desperdicio, la tradición y la autenticidad, poniendo sobre la mesa nuevas perspectivas dentro de la disciplina. Sin embargo, el diseño de interiores en 2023 fue más reservado; exploratorio, pero mucho más modesto y sutil en comparación con años anteriores. Después de años de cambios constantes, parece que las personas sintieron la necesidad de hacer una pausa, desacelerar y abrazar la simplicidad, al mismo tiempo que expresaron su individualidad a través de intervenciones de acupuntura.
Nacido en el período de posguerra en el Reino Unido, el Movimiento Brutalista fue recibido inicialmente con escepticismo pero ha encontrado una nueva apreciación en la última década, capturando la imaginación de nuevos diseñadores fascinados por la interacción entre las formas geométricas impactantes y los materiales crudos expuestos en los que se representan. Desde Gran Bretaña, el movimiento se extendió por toda Europa, el sudeste asiático y África, reuniendo diferentes variaciones influenciadas por el estado cultural y socioeconómico de cada área. En este artículo, profundizamos en las particularidades que definen la contribución de Italia al movimiento brutalista, explorando el estilo a través de la mirada de Roberto Conte y Stefano Perego. Los dos fotógrafos también han publicado un ensayo fotográfico sobre el tema, en forma de un libro titulado “Brutalist Italy: Concrete Architecture from the Alps to the Mediterranean Sea”.
El siglo XX marcó un cambio definitivo en el ámbito de la arquitectura, ya que el movimiento moderno se separó de los estilos de construcción tradicionales y fomentó la experimentación y la innovación. Con la ayuda de nuevos materiales y tecnologías, estos tiempos representan un momento crucial en la historia de la arquitectura, ya que tanto las ciudades como los estilos de construcción evolucionaron a un ritmo sin precedentes. Sin embargo, las estructuras que siguen en pie hoy en día están cerca de cumplir cien años. Sus características de diseño sobrio no siempre son aceptadas por el público, mientras que los principios funcionalistas a menudo dificultan la adaptabilidad de sus espacios interiores. Dado que también ocupan posiciones centrales dentro de la ciudad, cada vez hay más presión para demoler estas estructuras y desarrollar completamente el área.
El siglo XX fue testigo de un período de experimentación e innovación a un ritmo sin precedentes, una dirección que también marcó las expresiones arquitectónicas de la época. París, como uno de los principales centros europeos de expresión artística y cultural, también fue el epicentro para la formación de nuevos estilos arquitectónicos, desde la revolución de la arquitectura moderna de Le Corbusier hasta las expresiones del estilo High-Tech, como se ve en el diseño del Centro Pompidou de Renzo Piano y Richard Rogers. La transformación social encontró su expresión a través de instituciones públicas brutalistas o conjuntos residenciales, como los diseñados por Renée Gailhoustet y Jean Renaudie en Irvy-Sur-Seine, mientras que los movimientos políticos atrajeron a arquitectos de todo el océano, incluido Oscar Niemeyer, quien creó su primer edificio europeo en la capital francesa.
Los antiguos laboratorios de animales de la Charité en Lichterfelde, también conocidos como el edificio Mäusebunker, ahora han sido colocados bajo protección de monumentos, salvándolos de la amenaza de demolición que ha estado planeada desde 2010. La estructura brutalista fue diseñada por los arquitectos Gerd y Magdalena Hänska y construida a partir de 1971, y puesta en funcionamiento en 1982. Aunque su imagen fuerte, combinada con su función como laboratorio para pruebas en animales, resultó en el disgusto del público en general, el edificio brutalista lentamente ganó aceptación e incluso un estatus de culto entre los fanáticos del brutalismo.
La Unite d'Habitation, el proyecto de vivienda de Le Corbusier que enfatizaba la vida comunitaria para todos los residentes, se completó en Marsella, Francia, en 1952. Para su aniversario de 70 años, el reconocido fotógrafo Paul Clemence presentó una serie de fotografías del edificio tal como se encuentra hoy en día. Estas imágenes honran la construcción que inició el movimiento brutalista y muestran la condición actual del icónico proyecto.
Brutalist Paris de Nigel Green y Robin Wilson, es un libro que amplía su anterior colaboración: el Brutalist Paris Map (2017). La crítica perspicaz del texto y la fotografía nítida proporcionan un examen detallado de la importancia histórica, política y cultural del brutalismo, con un énfasis particular en su innovador diseño comunal. A través de un análisis meticuloso de los espacios públicos de los edificios seleccionados, incluyendo su orientación, materiales y fachadas, Green y Wilson revisan el legado del movimiento y su contribución al campo de la arquitectura.
El brutalismo es un estilo arquitectónico que se originó en la década de 1950 y se popularizó en la década de 1960. Su nombre proviene del francés "béton brut", que significa "concreto en bruto" ya que este material es uno de los elementos más característicos del estilo. Sus principales características son el uso aparente del concreto, ofreciendo visuales en donde la textura y tonalidad natural son los protagonistas de las edificaciones. Los edificios brutalistas suelen presentar una estética austera y masiva, con formas geométricas simples y repetitivas. El uso de materiales industriales y técnicas constructivas innovadoras también es común en el brutalismo.
En pleno barrio de Recoleta de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se alza el edificio de Clorindo Testa, Héctor César Lacarra y Elena Acquarone sobre un lote de 8.66 m de frente por 42 m de fondo. Proyectado entre 1975 y 1978, posteriormente a la sanción de la ley de propiedad horizontal, la fachada del edificio deja entrever una serie de balcones aterrazados, vacíos y pasarelas accesibles que dan lugar a un juego alternado y de dobles alturas aportando una mayor iluminación y ventilación natural a los diferentes ambientes de las viviendas.
Desde Taiwán hasta los Países Bajos, pasando por Uruguay y Georgia, Jakub Sawosko ha recorrido el mundo fotografiando minuciosamente las obras arquitectónica en hormigón en Instagram, bajo el nombre de @sh_sh_welt.
Después de vivir rodeado y fascinado por la arquitectura de hormigón de posguerra en Europa en sus primeros años, Sawosko se trasladó a Taiwán, donde finalmente se dio cuenta de que el modernismo también había influido mucho en aquel país. "Sentí que esta arquitectura taiwanesa merecía más reconocimiento", explica Jakub en conversación con ArchDaily vía Instagram.
Cuando las ciudades crecen, impulsadas por una población en expansión, la vivienda se convierte en un componente esencial del carácter urbano. En todo el mundo, los gobiernos y estados han propagado experimentos de vivienda, con resultados mixtos y, sin duda, opiniones mixtas. Las urbanizaciones de la era soviética de Europa Central y Oriental son particularmente interesantes en ese sentido. Estos proyectos de viviendas masivas han sido considerados como adefesios y vistos como estructuras monolíticas sin imaginación. El legado de estos desarrollos, sin embargo, es mucho más complicado que eso.
Los orígenes del brutalismo son posibles de rastrear en el Reino Unido de la década de 1950 durante el periodo de posguerra. Sin embargo, no existen registros claros de sus límites o marcos teóricos iniciales. A pesar de ello, es de múltiple acuerdo que buscó sostener como valor principal la sinceridad constructiva y que tuvo, en la ejecución de la Unidad Habitacional de Marsella (1952) de Le Corbusier, un punto de inflexión para su difusión global (Casado, 2019). Para autores como Banham (1966) o Collins (1977), la sinceridad constructiva en los edificios brutalistas no solamente hace referencia a criterios materiales o técnicos, sino también morales, políticos o éticos. Estas variables, en naciones como el Perú, fueron fundamentales y edificaron una estética mientras se intentaba, a través y desde la arquitectura, de construir una idea de país. Este ensayo busca ser una aproximación a esas ideas y experiencias.
El edificio Petroperú, diseñado en conjunto por los arquitectos Walter Weberhofer y Daniel Arana Ríos, fue el resultado de un concurso estatal realizado por el Gobierno Militar de Velasco Alvarado a inicios de 1970. La edificación, estratégicamente ubicada en la capital del Perú, dentro del próspero distrito de San Isidro, fue proyectada para albergar la reciente empresa estatal encargada del proceso completo del petróleo en el país (Petroperú S.A.). Por lo que el monumental edificio construido e inaugurado en 1973, se convirtió en el símbolo del nuevo régimen instalado.