La estética visual de las últimas décadas se puede definir como diseñar con los principios de la 'nada'. Ya sea a través del arte, el estilo de vida, la moda, el diseño industrial o de interiores, existe la supuesta necesidad de mantener las cosas al mínimo, fomentando la tendencia globalmente amada y muy criticada del minimalismo. El minimalismo es esta noción de reducir algo a sus elementos necesarios, pero ¿quién decide qué es necesario y quién decide qué es demasiado? Con estos temas en mente, combinados con cambios radicales en el consumismo y la forma en que la gente vive en los últimos años, las tendencias actuales han demostrado que el minimalismo llegó para quedarse, pero no sin un giro.
Por transitorias que sean las tendencias, siempre tienen una forma de regresar. Lo vemos todo el tiempo en la moda, con prendas que vuelven a estar de moda y que pensamos que nunca volveríamos a ver. El diseño de interiores no es una excepción. Si bien este siglo ha establecido el ideal de sutil sofisticación y simplicidad – con superficies blancas, líneas limpias y acabados suaves – los elementos retro audaces están siendo revisados tanto en interiores residenciales como comerciales. Ya sea en forma de paredes de colores vibrantes, pisos con patrones geométricos intrincados o muebles de aspecto antiguo, parece haber una apreciación renovada por los elementos de diseño inspirados en las tendencias de la segunda mitad del siglo XX, particularmente de los años 50 a los 80.
Algunos arquitectos y arquitectas han logrado plantear interacciones entre las diferentes escalas de los proyectos, trabajando en una multiplicidad de campos que van desde la ciudad hasta el detalle constructivo, pasando por la escala edilicia. Si bien en muchos casos, la selección del mobiliario que complementará y permitirá el correcto funcionamiento de una obra -es decir, los elementos que en última instancia interactuarán con la escala humana-, suele quedar relegada a una etapa post constructiva, su diseño no siempre es considerada una cuestión secundaria.
Hoy en día, la arquitectura se ha vuelto -o está en proceso de volverse- más flexible e individualista para adaptarse a los diversos estilos de vida y necesidades espaciales de las personas. Con esta adaptación, la tipología residencial ha cambiado y las salas de estar han pasado a estar en peligro. Muchos insisten en la necesidad de tener un espacio dedicado al relajo y al ocio, mientras que otros afirman que es simplemente un desperdicio de espacio y dinero. Este debate plantea una pregunta importante: ¿seguimos necesitando salas de estar? En este enfoque de interiores, veremos cómo han evolucionado estos espacios a lo largo de los años, y cómo los arquitectos han readaptado e integrado el concepto de "espacio de reunión" en la arquitectura residencial contemporánea.
Muchos factores influyen en el bienestar de las personas, pero pocos tienen un poder tan grande como la calidad del sueño. Los adultos pasan, en promedio, un tercio de su día (y de su vida) durmiendo. En el caso de los niños pequeños, esta proporción es aún mayor. Según un estudio publicado por la OMS en 2019, los bebés (de 4 a 11 meses) deben dormir entre 12 y 16 horas al día; y los niños de hasta 4 años deben dormir entre 10 y 13 horas diarias.
La calidad del sueño actúa directamente sobre el desarrollo cerebral del niño, especialmente durante su primera y segunda infancia (desde el nacimiento hasta los 12 años). Durante el período de descanso, el cuerpo libera las hormonas necesarias para el crecimiento y el aprendizaje, y esto está directamente relacionado con el desarrollo físico, motor, emocional y cognitivo. También se sabe que el entorno en el que se duerme interfiere con la calidad del sueño, y existen una serie de aspectos importantes que debemos considerar a la hora de diseñar espacios para dormir destinados a niños y bebés.
A inicios de 2020, junto a las medidas de aislamiento social, publicamos varios artículos con el fin de ayudar a nuestros lectores a aumentar la productividad y la comodidad en sus oficinas en casa. Después de meses en esta rutina, las encuestas muestran que más del 80% de los profesionales quiere seguir trabajando desde sus hogares incluso después de que termine la cuarentena. Además, una buena parte de las empresas también están satisfechas, mostrando una alta tendencia para adoptar esta práctica como definitiva, ya que la mayoría observó que el trabajo a distancia puede ser tanto o más productivo que el presencial.
Sin embargo, con respecto a los niños y el estudio en el hogar durante la pandemia, el resultado no fue tan positivo. Una de las principales razones es que es muy complicado conseguir que los estudiantes se concentren y se motiven durante mucho tiempo frente a las pantallas. La falta de interacción física con otros niños y niñas también puede ser un factor importante. Por eso, hasta que no mejore la situación a nivel mundial, es probable que el regreso a las escuelas se siga postergando. Con esta situación en mente, decidimos compartir en este artículo una serie de estrategias eficientes para transformar los espacios de estudio en casa en buenos aliados para el aprendizaje.
En tiempos en que las personas pasan cada vez más tiempo al interior de sus viviendas, oficinas y otros espacios cerrados, es importante garantizar que estemos ofreciendo entorno seguros y saludables, especialmente en interiores diseñados para la infancia y la tercera edad. Existe un compuesto químico que ha ganado cierta popularidad durante los últimos años, ya que está presente en varios de los materiales que dan forma a los espacios que habitamos, influyendo directamente en la calidad del aire que respiramos: el formaldehído.