La Torre de David en Caracas se inclinó 25° en sus últimos cinco pisos tras el terremoto de magnitud 7,3 que afectó al norte de Venezuela, según declaraciones del ministro del Interior de ese país, Néstor Reverol.
El rascacielos de 190 metros de altura y 45 pisos llegó a ser el octavo edificio más alto de Latinoamérica en los años noventa, pero su construcción nunca finalizó. Oficialmente conocido como Centro Financiero Confinanzas al inicio de su construcción en 1990, las faenas fueron abandonadas cuatro años más tarde por la crisis bancaria que afectó a Venezuela ese mismo año.
Tanto hoy como en siglos pasados, es una realidad de la construcción que no todos los proyectos están destinados al éxito. Los problemas financieros o los calendarios poco realistas pueden complicar la construcción de un edificio pero aunque el resultado final generalmente alcanza las expectativas iniciales, otras veces el peor escenario de un edificio abandonado durante la construcción se convierte en una pesadilla. Lamentablemente, estos proyectos fallidos tienen una extensa historia. Los factores económicos son la causa más común de una construcción inconclusa, pero los edificios también han quedado varados en el limbo por guerras, cambios geopolíticos, epidemias de enfermedades y otros obstáculos impredecibles, dejando estructuras parciales como recordatorios inquietantes de lo que pudieron haber sido.
Ya sean parcialmente terminadas y dejadas como ruinas o todavía en construcción durante décadas (o siglos) después del inicio de la construcción inicial, los edificios incompletos ofrecen una historia alternativa de nuestro entorno construido, prometiendo una gratificación demorada o ejemplos de diseño tan ambiciosos que resultan imposibles de realizar. Iniciado por civilizaciones de todo el mundo, la siguiente lista detalla solo algunos ejemplos de los proyectos de construcción inacabados más interesantes e infames de la historia.
El año pasado, gracias a un reportaje fotográfico que apareció en el New York Magazine realizado por el fotógrafo de arquitectura Iwan Baan, el mundo se dio cuenta de un dramático contexto urbano en Caracas, Venezuela, como resultado de la falta de viviendas disponibles: La Torre de David. Construida como sede del Grupo Confinanzas durante el auge económico de los años 90, quedó inconclusa cuando la empresa se declaró en quiebra en 1994, el edificio se sitúa en un turbio vacío legal en el que se pone en tela de juicio su propiedad. Desde el año 2000, la torre ha sufrido el saqueo y la decadencia, culminando con la ocupación de la torre por más de 2.500 personas en 2007.
Durante más de un año, Urban-Think Tank estudió cómo funcionaba la ocupación de esta torre de uso mixto, con apartamentos improvisados, tiendas e incluso un gimnasio en la terraza. La comunidad opera bajo las estrictas reglas impuestas por los inquilinos informales, quienes han sido acusados por muchos venezolanos de no ser más que delincuentes.
Invitado por el curador Justin McGuirk, Urban-Think Tank recreó ‘Gran Horizonte’, un restaurante en la Torre de David, en el Arsenale de la Bienal de Venecia. El restaurante sirve la misma comida tradicional que el original, mientras que las fotos de Iwan Baan revela el día a día de los inquilinos, sumergiendo a los visitantes en la torre.
La instalación explora cómo funciona el asentamiento informal de maneras que el arquitecto del edificio jamás hubiera concebido y plantea que las dinámicas informales que se encuentran en los países emergentes podrían servir como una fuente esencial de innovación y experimentación para los problemas urbanos en nuestro hiper-urbanizado planeta.
El proyecto ha sido muy controversial entre la comunidad de arquitectura venezolana, como lo demuestran cartas y artículos en periódicos locales producidos en la instalación y en Internet. La mayoría de los autores de estas cartas afirman que el proyecto apoya la ocupación ilegal y muestra una imagen distorsionada de la realidad de Venezuela. Pero, por otro lado, el Pabellón de Venezuela en la Bienal sólo mostró mostró alegres imágenes y pinturas de propaganda, evitando su objetivo: observar de manera crítica y estimular el debate. La controversia entre las dos visiones sólo destaca aún más la polaridad de la corriente en la sociedad venezolana, en particular sobre el tema de la urbanización.