Courtesy of [applied] Foreign Affairs, Institute of Architecture, University of Applied Arts Vienna
Los Mercados Públicos son casos complejos que combinan de manera hermosa una exploración de ingeniería con la instigación de una función pública beneficiosa. De hecho, no se necesita mucho para designar un centro comercial abierto y accesible que fomente el intercambio comercial y el desarrollo económico para pequeñas o locales empresas. Todo lo que se necesita es un terreno y un techo protector. Sin embargo, muchos diseñadores y arquitectos han optado por llevar este ejercicio más allá del nivel social y hacia una exploración material y técnica adicional.
Si bien el trabajo híbrido y los horarios flexibles representan las formas más comunes de mejorar el equilibrio entre la vida personal y laboral para muchos, debido a las interacciones sociales perdidas y la falta de lugar o funcionalidad en espacios de trabajo improductivos en casa, la mayoría de los jóvenes de 16 a 24 años constituye el único grupo de edad que prefiere trabajar desde la oficina.
Como un material altamente transparente que resiste todas las condiciones climáticas excepto las más extremas, se le puede dar fácilmente cualquier tamaño o forma y, una vez constituido, durará miles de años. El vidrio sigue siendo uno de los materiales más innovadores y cruciales utilizados en la arquitectura. Aunque las prácticas de construcción contemporáneas nos permiten formar enormes y relucientes rascacielos de vidrio que se elevan cientos de metros en el aire, el propósito original de este antiguo material (permitir la entrada de luz en interiores seguros y herméticos) continua siendo el más importante más de mil años después.
Por muy valioso que sea el vidrio para casi todos los tipos de arquitectura en forma de ventanas, cuando se trata del techo de un edificio, su uso no es tan simple. Hemos comprendido el poder y el peligro de combinar luz y vidrio desde que vimos una lupa utilizada para concentrar el calor de la luz solar en temperaturas increíblemente altas en los dibujos animados infantiles. Bajo una cubierta de vidrio, la ganancia solar puede generar ambientes internos incómodos sin las precauciones de protección adecuadas.
La arquitectura, una vez que salió de sus cavernosos inicios, comenzó siendo en gran medida nómada. Durante mucho tiempo, se utilizó la sombra de los árboles y las tiendas móviles hechas de pieles de animales en lugar de viviendas más permanentes para satisfacer los estilos de vida nómadas y las necesidades básicas de supervivencia. Estas primeras estructuras portátiles estaban sostenidas principalmente por marcos de madera y fueron utilizadas por varias civilizaciones antiguas, incluidos los beduinos de la Península Arábiga y las tribus nativas americanas de América del Norte. La llegada de las telas tejidas hace unos 40.000 años hizo que las viviendas fueran aún más ligeras y fáciles de transportar, una bendición para las culturas nómadas de todo el mundo.
Aunque las carpas continuaron siendo populares desde entonces en contextos recreativos y como elemento básico de la forma arquitectónica, la arquitectura contemporánea ha redescubierto el principio de la tela drapeada y ha llevado su desarrollo más allá, no sólo para estructuras temporales, sino también para edificios e instalaciones permanentes. Los materiales avanzados y duraderos han convertido las telas en una alternativa para fachadas y techos que ha generado un sector altamente especializado dentro de la industria de la construcción y ha creado algunos de los exteriores más intrigantes del mundo.
Entrearcos, arquitecturas de conexión - Colección. Image Cortesía de Daniela Silva Landeros
La mirada es una herramienta que el arquitecto usa constantemente, pero no valora del todo. Es un instrumento que, además de permitirnos conocer y reconocer nuestra realidad y los fenómenos que surgen de ella, puede funcionar como método de análisis. “Entrearcos: arquitecturas de conexión” es un trabajo de investigación desarrollado por la arquitecta Daniela Silva Landeros que estudia, desde el caso preciso del barrio de Ciutat Vella de la ciudad de Barcelona, el asunto de los arcos de nuestras ciudades. Y lo hace desde unos puntos de vista alternativos que ponen en jaque la manera en la que estamos acostumbrados a mirar.
Los investigadores señalan a los Jardines Colgantes de Babilonia como los primeros ejemplos de techos verdes. Aunque no hay pruebas de su ubicación exacta y existe muy poca literatura sobre sus estructuras, la teoría más aceptada es que el rey Nabucodonosor II construyó una serie de terrazas elevadas y ascendentes con especies variadas como regalo a su esposa, quien extrañaba los bosques y las montañas de Persia, su tierra natal. Según Wolf Schneider [1] los jardines estaban sostenidos por bóvedas de ladrillo, y debajo de ellos, había una serie de pasillos sombreados enfriados por el riego artificial de los jardines, con una temperatura mucho más baja que la del exterior, en la llanura de Mesopotamia (actual Irak). Desde entonces, han aparecido ejemplos de cubiertas verdes en todo el mundo, desde Roma hasta Escandinavia, en los más diversos climas y tipos.
Aún así, la solución de incluir plantas en el techo todavía es vista con desconfianza por muchos arquitectos y urbanistas, siendo considerada una solución costosa y difícil de mantener. Otros, sin embargo, argumentan que los altos costos de ejecución se amortizan rápidamente con ahorros en climatización y que, por sobre todo, ocupar la quinta fachada del edificio con vegetación es una solución racional. En cualquier caso, la pregunta se centra ahora en si realmente los techos verdes pueden ayudar con el cambio climático.
A tres años de los Juegos Olímpicos de Verano de París 2024 y de mano de la reapertura anunciada por el presidente de Francia Emanuel Macron, las obras de restauración de la catedral de Notre Dame progresan. Tras una larga fase de seguridad y meses de interrupción de las obras debido a la pandemia, se retiró finalmente toda la madera quemada del tejado y se instalaron sucesivamente los andamios al interior de la catedral. Como homenaje a la estructura patrimonial y al "esfuerzo colectivo para reconstruir Notre Dame", la Catholic University of America inició la construcción de una réplica de las cerchas del tejado en Washington D.C., implementando las técnicas medievales originales de la catedral.
En el artículo de esta semana de Metropolis Magazine, la autora Kelly Beamon explora "el simbolismo asociado con los techos inclinados y comparte cómo los arquitectos están reinventando este elemento básico de las casas suburbanas". Según su definición, un techo a dos aguas es una forma de techo clásico, generalmente usado en climas fríos o templados, que se compone de dos planos inclinados y opuestos que se unen para formar la cumbrera. Como una de las soluciones constructivas más emblemáticas de la arquitectura residencial estadounidense, este trabajo pretende analizar cómo se ha reinventado este elemento tradicional en las últimas décadas.
En la Casa Robie, Frank Lloyd Wright crea una disposición inteligente de espacios públicos y privados, distanciándose lentamente de la calle a través de una serie de planos horizontales. Los aleros pronunciados hacen que el espacio interior se expanda hacia el exterior. Considerada la primera fase de la carrera del arquitecto estadounidense, las llamadas Prairie Houses tenían una marcada horizontalidad, principalmente debido a los enormes planos creados por aleros ligeramente inclinados. Los aleros son omnipresentes en la mayoría de las arquitecturas tradicionales y, además de su rol estético, juegan un papel importante en los edificios, principalmente para mantener el agua de lluvia alejada de las paredes y la estructura. Pero desde hace algún tiempo, encontramos muchos ejemplos de proyectos con cubiertas inclinadas sin aleros, formando volúmenes puros y estéticamente limpios. Entonces, ¿cómo se resuelven los problemas prácticos de drenar el agua de lluvia, y el encuentro de los planos verticales y diagonales en estos edificios?
Kathryn Larsen es una biodiseñadora inspirada en la arquitectura vernácula que experimenta, estudia y trabaja con el potencial de las algas marinas. A lo largo de su carrera, ha realizado intensas investigaciones en torno a los usos y aplicaciones de este antiguo material, el cual se ha utilizado en todo el mundo durante siglos y ha demostrado ser resistente a la putrefacción y al fuego, estar libre de composiciones tóxicas, tener capacidades aislantes similares a las de la lana mineral y ser sostenible, permitiendo dar forma a edificios con emisiones de carbono negativas. Larsen busca trasladar todas las ventajas técnicas de este material al campo de la prefabricación, articulando las algas con otras tecnologías para permitir la creación de nuevos revestimientos y elementos constructivos como barreras aislantes y paneles acústicos.
Durante el último Festival de Diseño INDABA, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Kathryn y conocer detalles sobre sus investigaciones y proyectos. Lea la entrevista y conozca más sobre su trabajo a continuación:
La casa con techo a dos aguas no solo representa el dibujo que hicimos de niño para ilustrar un hogar, adopta una de las soluciones más comunes en la arquitectura residencial brasileña. Este tipo de cubierta, además de presentar una construcción práctica y aportar un atractivo estético, facilita el paso del agua de lluvia a través de sus dos planos inclinados desde un eje central, entre ellos, de ahí su nombre.
https://www.archdaily.cl/cl/952066/casas-en-brasil-15-proyectos-con-techo-a-dos-aguasEquipe ArchDaily Brasil
Todo niño ha dibujado alguna vez una casa. Tal vez un día soleado con algunas nubes, un árbol frondoso, una familia con un perro, pequeñas rejas de madera, o incluso un automóvil. Y es casi seguro que, en estos dibujos, los niños dibujen un cuadrado simple con un techo a dos o cuatro aguas. Este arquetipo de la casa tradicional aparece en prácticamente todas las culturas, e incluso hoy en día muchos arquitectos lo utilizan en proyectos contemporáneos.
Además de la función principal de drenar el agua de la lluvia y la nieve, protegiendo al edificio frente al clima, los techos pueden ser un dispositivo estético importante para la composición de un proyecto. En la arquitectura moderna, las losas impermeabilizadas –o techos planos– surgieron con fuerza, pero las cubiertas inclinadas siguen siendo atractivas para los clientes y arquitectos. En este artículo abordaremos los distintos tipos de cubiertas y, específicamente, el proceso de fabricación y las características de la pizarra natural.
Cuando hablamos de áticos y tejados, es común asociarlos con espacios habitacionales infrautilizados -en viviendas y edificios- como espacios de almacenaje o destinados exclusivamente a albergar sistemas de infraestructura. Sin embargo, cuando pensamos en la reconversión actual de los áticos tradicionales de los edificios parisinos del siglo XIX, nos damos cuenta de que estos espacios se pueden reinventar y albergar de forma creativa espacios residenciales sorprendentes.
Ancestralmente, los elementos naturales solían ser las únicas materias primas con las que los pobladores originarios materializaban sus refugios temporales o viviendas permanentes. En la actualidad, la conciencia ambiental y el interés por los métodos de construcción ecológicos han dado lugar a prácticas más sostenibles que apuestan por adaptar estos procedimientos a los requerimientos contemporáneos. De esta manera, incorporando materiales biodegradables y de bajo impacto ambiental en sus proyectos y fusionándolos con recursos modernos para potenciar sus ventajas físicas, algunos arquitectos y arquitectas han logrado recuperar las técnicas ancestrales de sus regiones, emprendiendo un camino hacia la bioconstrucción.
A medida que crece la preocupación sobre la contribución de los combustibles fósiles al calentamiento global, la energía solar es una fuente de energía cada vez más atractiva, ya que genera cero emisiones y su suministro es infinito. Para los constructores y arquitectos existen muchas opciones que permiten aprovechar la energía del sol en instalaciones comerciales e industriales, y el curso online sobre lo 'bueno, lo malo y lo feo' de los sistemas solares fotovoltaicos en techos, dictado por AEC Daily, podría guiarnos para entender de mejor manera sus procesos y opciones de instalación.
El funcionamiento de las tejas solares ocurre de la misma manera que los paneles fotovoltaicos que ya se utilizan ampliamente en la construcción. La diferencia está en su montaje, ya que estos elementos son parte de la construcción del techo desde un inicio, es decir, conforman modularmente el nuevo techo mientras que los paneles se atornillan a un techo existente.
Las tejas están formadas por células fotovoltaicas que, cuando reciben luz solar, crean un campo eléctrico capaz de proporcionar energía eléctrica para su uso en el interior del edificio. Cada teja es conectada mediante cables al tablero de distribución de energía.
El bambú es un material constructivo que se ha utilizado desde la antigüedad en distintas edificaciones que han demostrado su superioridad frente a materiales completamente innovadores como el plástico y el acero debido a un sinnúmero de bondades, sin olvidar el factor estético incomparable que lo ha colocado como una de las mayores tendencias arquitectónicas del momento.
La cubierta es uno de los elementos estructurales básicos de casi cualquier construcción. Es el elemento que permite convertir un espacio delimitado en un espacio protegido. Fuertemente relacionado con las condiciones climáticas del contexto, sus variaciones en diseño estético y estructural han permitido que los arquitectos se fascinen en su exploración para convertir las cubiertas no solo en el elemento de cierre y protección climática, pero en el elemento que otorga un carácter absoluto a la obra, sobre todo cuando la cubierta se transforma en muro.
Ese último caso es el que queremos destacar a continuación: 13 viviendas en que la techumbre pasa a convertirse en la fachada completa, delimitando no sólo la especialidad interior en su sentido vertical pero también en el horizontal.