Courtesy of Manifesta 15 Barcelona Metropolitana | Photo by Helena Roig | The Three Chimneys
Manifesta 15 Barcelona Metropolitana ha revelado un evento bienal descentralizado que abarca el paisaje de Barcelona. Teniendo lugar del 8 de septiembre al 24 de noviembre, esta edición de Manifesta, la Bienal Nómada Europea, introduce una estrategia regionalizada. Famosa por su exploración vanguardista de desafíos globales a través de lentes culturales, el enfoque tiene como objetivo empoderar a los ciudadanos en la catalización de una transformación socio-ecológica en toda Cataluña. El evento tiene como objetivo reimaginar el papel de la cultura en la transformación social a través del arte, el diálogo y la acción colectiva.
Para comenzar con nuestro resumen del año 2023, exploramos las fascinantes narrativas que destacan la identidad arquitectónica de diversas comunidades por alrededor del mundo. Desde la riqueza de historias hasta la diversidad cultural y valores únicos, estas comunidades locales revelan un carácter arquitectónico distintivo que refleja su singularidad y contribuye a la riqueza global de la arquitectura.
Estas historias exploran una amplia gama de temas, incluyendo diversas y únicas tribus como la Tofinu en República Benín, territorios geográficos complejos como la mina de oro blanco de Polonia y patrimonios urbanos como la isla de Saint-Louis en Senegal. A través de estas narrativas, descubrimos los cautivadores relatos detrás de los edificios y espacios públicos que dan forma a ciertas ciudades y pueblos.
Ubicado en la parte sur de Benin-República, cerca de la ciudad portuaria de Cotonou, se encuentra Ganvie; la aldea flotante más grande de África. Está situada en el medio del lago Nokoué y se caracteriza por casas coloridas de madera sobre pilotes dispuestos alrededor de islas artificiales que datan del siglo XVII.
Esta arquitectura única nació de la historia de la tribu Tofinu, quienes la construyeron como refugio del comercio de esclavos. Ha sido sostenida a lo largo del tiempo por sus sistemas acuícolas socio-ecológicos comunales y ahora se ha convertido en una atracción turística global para el país. La aldea fue reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural mundial en 1996, atrayendo hasta 10.000 visitantes al año. Sin embargo, este flujo de turistas ha impactado a los lugareños y sus prácticas socio-ecológicas que sostienen este entorno acuático. La acuicultura se ha vuelto cada vez más difícil de mantener, ya que la aldea lucha por mantener su base económica. Además, las prácticas de construcción tradicionales han dado paso a las modernas y la aldea enfrenta desafíos ambientales continuos. A pesar de esto, el estilo de vida único de los lugareños en torno al agua ofrece muchas lecciones para el diseño de futuras ciudades flotantes.