Las burbujas inmobiliarias y los recientes remezones económicos internacionales han dejado en evidencia la precariedad laboral en el ejercicio profesional de la arquitectura, independiente del tamaño de la oficina y su prestigio global: así han surgido iniciativas colaborativas como Archleaks, quienes recogen testimonios anónimos sobre malas prácticas laborales en despachos europeos, mientras en España la interminable crisis ha radicalizado la precariedad del mercado, alimentando el nacimiento de Sindicato de Arquitectos de España (SArq) en noviembre de 2009, el primero en su especie.
Asimismo, en Estados Unidos se fundó The Architecture Lobby, una organización que aboga por el valor de la arquitectura entre el público general y por el trabajo arquitectónico dentro de la disciplina. "El mito que los arquitectos lo tienen todo -profesionalismo, libertad creativa, autonomía, poder cívico, caché cultural- dura hasta tu primer día de trabajo", señalan. Y claro, a veces nos olvidamos que el arquitecto es, ante todo, un trabajador asalariado como cualquier otro.
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