En las dos últimas décadas ha existido un creciente interés por la ciudad de Lima y sus espacios públicos. Este renovado interés se produce paradójicamente en un contexto urbano en crisis, cada vez los espacios públicos en Lima, son más escasos, más precarios, más banales. El paisaje limeño es un desconcertante cruce de caminos, agrupación descontrolada de propuestas más redundantes que originales, que valoran más las formas que el contenido. Los espacios públicos en Lima, no han podido ser objeto de legitimación ciudadana, no han consolidado la experiencia colectiva de la esfera de lo público, es lo común, sin el sentido del bien común, lo público sin el valor de lo público, que privatiza o se vuelve privativo en uso y apropiación.
Es bajo este contexto que una serie de espacios públicos invisibles para los registros oficiales, comienza a redefinir la nueva manera de habitar lo público, entre los cuales aparece la pampa urbana. El término pampa urbana, es un definición creada por el arquitecto Willey Ludeña, en su libro Lima y espacios públicos perfiles y estadística integrada 2010, en su clasificación de espacios públicos de Lima. Lo ubica dentro de la categoría de parques naturales o baldíos, y lo define como “(...) Una especie de área verde (o de tierra), no diseñado ex profeso como parques pero que registran un extraordinario e intenso uso social y popular.” (Ludeña, 2013, p 96). A continuación, tres aproximaciones sobre la pampa urbana pretenden dar un mayor alcance.