Existen ciertos símbolos que trascienden las barreras del idioma y son fácilmente reconocidos y comprendidos por personas de diversas culturas. Ejemplos de ello son los íconos masculinos y femeninos del baño, la cruz que simboliza la salud y, más recientemente, el símbolo universal del Wi-Fi. Entre estos íconos universales se encuentra el del reciclaje, concebido en 1971 por Gary Anderson, un arquitecto y diseñador que, en su momento, fue estudiante en la Universidad del Sur de California. Como un ciclo continuo, se trata de un triángulo con tres flechas dispuestas en el sentido de las agujas del reloj, cada una de las cuales representa a la industria, al consumidor y al reciclaje, respectivamente.
Reintegrar lo que normalmente se considera residuo en el ciclo de producción es un principio fundamental de la economía circular. Este concepto es particularmente destacado en la industria de la construcción, que históricamente ha dependido de la destrucción y extracción de recursos para existir. Nada más simbólico que los ladrillos, que también representan la construcción de cosas nuevas, para aplicar los conceptos de circularidad. Mentes creativas han aceptado este desafío, creando soluciones que transforman materiales desechados en recursos de alto valor, generando una amplia gama de productos, que abarcan materias primas residuales involucrando desde algas marinas y plásticos hasta cabello humano. Estas innovaciones no solo abordan problemas ambientales urgentes, sino que esencialmente redefinen la forma en que construimos y habitamos nuestros espacios. En este artículo, destacamos 7 iniciativas que han convertido los residuos en ladrillos.