El Coliseo Romano es posiblemente el espacio versátil más emblemático del mundo. Aunque esta estructura no estaba destinada a actividades deportivas, albergó diversos eventos, desde los conocidos combates de gladiadores hasta representaciones teatrales y las dramáticas naumachia (batallas navales). Esto demuestra que el uso flexible del espacio ha sido relevante desde la antigüedad. Siglos más tarde, en el contexto del entorno construido y el desarrollo urbano en constante cambio, los establecimientos deportivos han evolucionado de manera similar, convirtiéndose en ejemplos destacados de espacios polivalentes.
Estos complejos deportivos han pasado de ser lugares altamente especializados a estructuras dinámicas y multifuncionales. Ya sea que alberguen importantes eventos internacionales como los Juegos Olímpicos y Paralímpicos o sirvan como lugares de reunión para comunidades locales, estos espacios logran un delicado equilibrio entre abordar las necesidades de deportes específicos y mantener la flexibilidad para acomodar una variedad de actividades. ¿Cómo coexisten y se interconectan estas diversas funciones? Este análisis explorará cómo las instalaciones deportivas se configuran como centros flexibles para otras disciplinas y actividades cotidianas.