La Humanidad se ha obsesionado con romper sus límites, estableciendo récords únicamente para romperlos una y otra vez. Así el skyline de nuestras ciudades siempre ha sido definido por quienes ostentan el poder en cada época: alguna vez fueron las iglesias, luego las instituciones del Estado y en las últimas décadas, han sido los rascacielos privados los que nos recuerdan quienes son los que pueden llegar más alto, literalmente.
En el centro de Kuala Lumpur, Merdeka 118 alcanzó los 678,9 metros de altura y 118 pisos, convirtiéndose en el segundo edificio más alto del mundo. Cinco años después de que comenzara la construcción, la silueta final de la torre se revela con la finalización de la aguja, redefiniendo el horizonte de la ciudad actualmente dominado por las Torres Petronas y la Torre de Kuala Lumpur. Diseñado por la firma australiana Fender Katsalidis, el proyecto presenta una fachada triangular de vidrio facetado inspirada en patrones que se encuentran en el arte de Malasia y, junto con el parque circundante diseñado por Sasaki, crea una nueva capa de la identidad de la ciudad.