Hace exactamente dos meses, activistas de Greenpeace intentaron escalar la plataforma petrolera Prirazlomnaya, perteneciente a la compañía rusa Gazprom, con el fin de desplegar una pancarta en defensa del Ártico y exigir la protección de las actividades extractivas que operan en sus aguas. A raíz de esta manifestación, treinta personas se encuentran actualmente tras las rejas por cargos de piratería, vandalismo y resistencia a la ley. Yekaterina Zaspa, médico y voluntaria de Greenpeace, fue liberada tras pagar una multa de 2 millones de rublos (61 mil dólares americanos), sin embargo el resto deberá esperar hasta febrero del año próximo para el juicio. Esta situación ha desatado una ola mundial de protestas de parte de los activistas de la organización, que ya llevan más de 50 días.
Greenpeace se ha destacado siempre por encontrar maneras creativas de protestar pacíficamente alrededor del mundo. Esto va más allá de pancartas y tambores; son innovadores, valientes, originales. La organización cuenta con oficinas en 41 países del mundo, situación que les permite estar en el lugar y momento adecuado de acuerdo a la contingencia medioambiental que hubiese que defender - desde el océano hasta la cima de un edificio, parecen no existir obstáculos de por medio.
En los últimos años, y con el fin de hacerse escuchar, Greenpeace ha escogido también obras de arquitectura emblemáticas que entregan alta visibilidad a sus denuncias, haciendo uso de edificios de Calatrava y Gaudí, entre muchos otros.