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Producto de la incertidumbre programática, la variedad de los estilos de vida individuales y la imposibilidad de planificar los modos de habitar a futuro, nuestros espacios arquitectónicos han comenzado a poner en crisis sus límites. La imposibilidad de acotar los modos de accionar contemporáneos en recintos determinados, sumados a los nuevos requerimientos de adaptabilidad y mutación constante de los micro-espacios, han dado lugar a la manifestación de diversas estrategias arquitectónicas en pos de una búsqueda de la flexibilidad en el habitar.