Cuando Wallace S. Broecker introdujo por primera vez los conceptos de calentamiento global en la década de los 70, es probable que la sociedad no anticipara las implicaciones de este fenómeno. Hoy, más de 50 años después, hemos dejado de prever un escenario climático adverso para presenciarlo directamente. En la actualidad es evidente que la tierra rompe récords de temperatura año tras año, como resultado de una disparidad en la respuesta global y una reducción de emisiones de carbono que avanza lentamente.
Para reducir las emisiones de CO2 en la arquitectura, es crucial implementar estrategias efectivas que aborden tanto la fabricación de materiales como el ciclo de vida de los edificios, así como también el consumo de energía durante su uso. En países como EE.UU, aproximadamente el 45% del consumo de energía en el sector residencial se destina a la calefacción y refrigeración de los espacios, haciendo fundamental abordar un diseño eficiente de los edificios, especialmente en la fachada. Para lograr este objetivo, se están implementando políticas que promueven una reconversión hacia un modelo más sostenible. En este nuevo modelo, las certificaciones de sostenibilidad para los edificios proporcionan un marco de medición y evaluación del consumo de recursos.