
Los espacios públicos ocupados pueden ser abrumadores. Los aeropuertos, escuelas, estadios y lugares de trabajo presentan entornos con un caos visual que puede ser desorientador y estresante para las personas, especialmente aquellas que son neurodiversas. El bombardeo de estímulos, los movimientos impredecibles y la información visual en competencia pueden crear barreras para el confort de los ocupantes. Se anima regularmente a los arquitectos y arquitectas a crear espacios que reconozcan y honren las diferencias individuales. Diseñar para la neurodiversidad es una forma de defender la inclusividad y extender los principios del diseño universal.