Por Carlos Eduardo Comas
La gracia, la ligereza, la extroversión, la exuberancia y porosidad responden al deseo de transmitir los atributos tradicionalmente considerados apropiados para un pabellón en la feria. La teatralidad también corresponde a un tipo de construcción que no debería durar más de una temporada, como una pieza.
Desde esta perspectiva, el contraste violento entre las elevaciones de la calle y el jardín es comparable al contraste entre bastidores y el arco del proscenio. La elevación que da hacia el patio evoca la grandilocuencia de los demás a través de sus pabellones y columnatas colosales, evitando los aravés de su materialidad, lo que hace recordar el Palacio de Cristal (1851), que contenía toda una feria en Londres, el primero con intenciones universales.