A lo largo de los años, los entornos urbanos han ido cambiando y adquiriendo nuevas formas. Los espacios de trabajo se volvieron más flexibles, las oficinas en el hogar ya son un hecho y los crecientes costos de la vivienda han llevado a implementar determinados cambios en la forma de diseño y construcción; al mismo tiempo que nos dirigen hacia áreas públicas y comunitarias al aire libre donde realizar actividades de ocio y también reuniones sociales. Por lo tanto, nuestros estilos de vida tan cambiantes están dando forma a un nuevo paisaje urbano que influye en la manera en la cual concebimos y usamos estos espacios. A pesar de todo, algunas tipologías más pequeñas y muchas veces no reconocidas han persistido y siguen siendo aún tan necesarias como siempre.
No se trata de sitios con una función definida, pero aún asi albergan momentos valiosos de nuestra vida cotidiana. Estos últimos son los espacios intersticiales (o intermedios), que actúan como articuladores y vinculan nuestros espacios privados con los edificios o paisajes públicos y funcionales. Son los pasillos, áreas de espera, ascensores, escaleras, entradas y zonas de transición que tejen nuestro entorno construido.