
Hace un tiempo, me encontraba realizando una investigación digital sobre representación en arquitectura. Comencé por revisar páginas webs de oficinas de arquitectura. Varias pasaron rápido, sin embargo, hubieron algunas que me mantuvieron pegada, revisando, y explorando sensibilidades de sus autores, que antes no necesariamente conocía; dibujos o bocetos, croquis a mano alzada. Dentro de esas bibliotecas de derivas mentales, me encontré con la de Alberto Campo Baeza, y me encantó.