La Fundación Graham anunció los premios otorgados a organizaciones de todo el mundo, apoyando 38 proyectos diferentes. Estos van desde exhibiciones, publicaciones y otras actividades que sirven al público a través del arte y la cultura, y juntos, examinan diversos temas, plataformas y problemas en el discurso de la arquitectura contemporánea y muestran el trabajo de arquitectos, artistas, curadores, diseñadores, educadores y otros profesionales que trabajan con organizaciones de todo el mundo.
Hace casi 6 meses, el 4 de agosto de 2020, la ciudad de Beirut fue sacudida por una de las mayores explosiones no nucleares de la historia. Dejando el lado norte de la capital en ruinas, la explosión dañó alrededor de 40.000 edificios. Las nuevas estructuras contemporáneas completadas recientemente por arquitectos internacionales locales ahora enfrentan dilemas de reconstrucción, lo que plantea las siguientes preguntas: ¿Cómo deberían ser los esfuerzos de reconstrucción de los edificios dañados "nuevos"? ¿Deberían los arquitectos reconstruirlos como estaban antes de la explosión, borrando lo que pasó o deberían dejar cicatrices y retratar nuevas realidades?
Para explorar ideas y resaltar diferentes perspectivas, ArchDaily tuvo la oportunidad de conversar con tres arquitectos cuyos edificios fueron impactados por la explosión. Bernard Khoury, Paul Kaloustian y Lina Ghotmeh hablaron sobre sus proyectos y su visión de la reconstrucción de Beirut con la editora gerente de ArchDaily, Christele Harrouk, junto con el fotógrafo arquitectónico Laurian Ghinitoiu, quien documentó en una serie de fotografías destacadas el alcance de la destrucción.
El 4 de agosto de 2020, el 40% de la ciudad de Beirut fue destruida en tan solo un par de segundos. Un instante fue suficiente para determinar el trágico destino del tejido urbano y social de la capital libanesa y su patrimonio arquitectónico. Años y años de bienes culturales acumulados cayeron instantáneamente en la desgracia, causando un daño material más grave que la infame guerra civil que azotó al país durante 15 años –entre 1975 y 1990-. Unos pocos segundos han sido suficientes para borrar el pasado y el presente y desdibujar las futuras aspiraciones de la ciudad.
Azotada justo en su rico centro cultural, la explosión del puerto repercutió sobre toda la región noreste de la capital libanesa, hiriendo gravemente los barrios de Mdawar, Rmeil, Gemmayze, Achrafieh, Mar Mkhayel, Karantina y Geitawi. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 200.000 viviendas se vieron afectadas por las explosiones y se estima que 40.000 edificios resultaron dañados, de los cuales 3.000 sufrieron daños graves.