¿Qué tienen el común la danza y la arquitectura? Aunque parece evidente que estas dos disciplinas van de la mano es difícil explicar cómo las vivencias que experimentamos en los espacios arquitectónicos mediante la danza de lo común, se guardan en nuestra memoria corporal y esta memoria no divide las experiencias por disciplinas sino que resulta algo integral. Esto ha sido experimentado por distintos autores durante décadas y cada vez resulta más evidente la inquietud de nuestros cuerpos por explorar de distintas formas las edificaciones que conforman las ciudades.
No deja de sorprender lo que resulta de la experimentación danza-arquitectura y en distintas ocasiones se han realizado trabajos que exploran las ciudades a través de sus danzas. Sin embargo, es importante decir que esto no es meramente contemplativo sino que la forma en la que nos movemos por las ciudades nos habla de una cultura específica y de distintas urbanidades. En palabras de la filósofa Marina Garcés: El cuerpo ya no es aquello que está y nos ata al lugar, sino que es la condición para todo lugar. Es el punto cero de todas las espacialidades de las que podemos hacer experiencia, y a la vez, de todos los vínculos que nos constituyen, material y psíquicamente.