El pasado Domingo 20 de Septiembre la ciudad de Buenos Aires encontró a su monumento más emblemático decapitado, con un claro culpable, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), el cual exponía su cabeza en su explanada principal.
Lo que parecía, y es, un gran gesto político no es más que una ilusión óptica, se trata de la obra de Leandro Erlich –uno de los artistas argentinos con mayor proyección internacional- la cual brinda la posibilidad de visitar el interior del obelisco y descubrir su vista aérea por primera vez desde su fundación en 1936, sin tener que subir al monumento. “Me interesa el arte como una herramienta de integración, de acción, de vinculación”, explica Erlich.