El término retrofit, a diferencia de la rehabilitación o de la restauración, ha sido adoptado por el mercado para abordar las obras de actualización tecnológica en los edificios existentes. Se trata de proyectos cuyo enfoque reside en la adecuación de las construcciones a las normativas técnicas locales, así como en las adaptaciones para hacer los espacios más funcionales y sostenibles, respondiendo a las demandas actuales.
Reconocido como una práctica esencial en la arquitectura contemporánea, el retrofit ha ganado protagonismo al combinar los beneficios de la revitalización de edificios existentes —sin la necesidad de demolición— con diversas ventajas económicas y sociales. Este enfoque se ha consolidado en el campo arquitectónico, tanto a través de ejemplos icónicos como por iniciativas públicas y privadas.