Los seres humanos hacemos todo lo posible para que lo inexplicable se entienda. Nuestra espiritualidad se convierte en religión. La justicia se convierte en ley. Y lo que nos encanta se convierte en estética, y la estética se reduce a "estilo" en las artes plásticas y la arquitectura. La descripción, luego la definición, de la estética nos permite juzgar y, con suerte, controlar lo que nos mueve: "Los estilos pueden cambiar, los detalles pueden ir y venir, pero las amplias demandas del juicio estético son permanentes". —Roger Scruton
Pero el placer instantáneo que a veces sentimos cuando escuchamos, saboreamos, pensamos o vemos partes de nuestra experiencia es irracional en su aprehensión. Intentamos crear valor en nuestros resultados definiéndolos más allá de la experiencia, eso es estética.