Los seres humanos hacemos todo lo posible para que lo inexplicable se entienda. Nuestra espiritualidad se convierte en religión. La justicia se convierte en ley. Y lo que nos encanta se convierte en estética, y la estética se reduce a "estilo" en las artes plásticas y la arquitectura. La descripción, luego la definición, de la estética nos permite juzgar y, con suerte, controlar lo que nos mueve: "Los estilos pueden cambiar, los detalles pueden ir y venir, pero las amplias demandas del juicio estético son permanentes". —Roger Scruton
Pero el placer instantáneo que a veces sentimos cuando escuchamos, saboreamos, pensamos o vemos partes de nuestra experiencia es irracional en su aprehensión. Intentamos crear valor en nuestros resultados definiéndolos más allá de la experiencia, eso es estética.
El arte es la imposición de un patrón sobre la experiencia, y nuestro placer estético es el reconocimiento de patrones. —Alfredo North Whitehead
Los humanos quieren saber el por qué de cada incógnita, ya sea la mecánica cuántica o el nuevo testamento. En las cosas que crean, los humanos quieren capturar el placer de la belleza que simplemente existe. En lugar de aceptar los efectos que sentimos todos los días, la humanidad intenta inventar la alegría que se nos da, así como canalizar su motivación y significado. A menudo con gran éxito.
No existe un plano estético en el mundo, ni siquiera el plano estético de la bondad. — Clarice Lispector
La estética es un blanco móvil, con las razones y los valores de nuestras determinaciones tan variables como cualquier otra construcción intelectual. "El Big Bang" o el "Pecado Original" son tan válidos como el "Modernismo" o el "Clasicismo" para describir el significado de lo que no podemos definir. Nuestros edificios son solo la mayor manifestación de la esperanza y la fe que cada uno de nosotros tiene y que es parte de nosotros.
Nada es perfecto. El mundo no es perfecto. Pero está ahí para nosotros, haciendo todo lo posible; eso es lo que lo hace tan hermoso. —Hiromu Arakawa
Cuando los arquitectos usan la estética para definir sus fines, es una pregunta difícil: o terminamos o comenzamos con los juicios que nos aplicamos a nosotros mismos. Cuando buscamos una estética objetiva basada en la idiosincrasia de la percepción, la alegría de la belleza se pierde en el valor de tener el control.
Al final, lo que construimos es lo que somos. Después del hecho, la racionalización de la alegría que se encuentra a nuestro alrededor plantea la simple verdad de que no hicimos este mundo, y mucho menos a nosotros mismos. Si pudiéramos, controlaríamos lo que nos da alegría, y así eliminaríamos lo que tememos. Finalmente, no tenemos ese control. Si lo hiciéramos, cada edificio sería una puesta de sol o la sonrisa de un bebé, y la muerte no tendría el aguijón. Pero la estética, la religión o la ley no determinan lo que es bello en nuestras vidas.
El arte se vuelve tan especializado que sólo es comprensible para los artistas, y éstos se quejan amargamente de la indiferencia del público hacia su trabajo. El público, dejado atrás, mira perplejo, pierde interés y se aleja. — Wassily Kandinsky
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