Hoy en día, la comprensión de nuestra cultura de construcción y la aplicación de métodos de construcción locales pueden parecer un concepto lejano y obsoleto dado el papel de la industrialización y la globalización en la industria de la construcción. Ahora podemos obtener casi cualquier material de todo el mundo simplemente buscando en Internet un distribuidor en nuestra región. Pero esta práctica tiene implicaciones importantes para nuestra sociedad, desde la pérdida de identidad arquitectónica hasta los costos ambientales relacionados con las altas emisiones de CO₂ asociadas con los procesos de extracción, fabricación, transporte y disposición de estos materiales.
La creciente necesidad global de reducir nuestras emisiones de carbono y utilizar materiales de manera más eficiente nos ha llevado a investigar y aprender sobre el origen de los recursos de nuestra región, lo que finalmente nos lleva a comprender mejor sus aplicaciones dentro de un enfoque de economía circular. Pero, ¿por qué no mirar justo debajo de nuestros pies? El suelo es uno de los materiales más comunes del planeta y, cuando se obtiene localmente, no genera cantidades considerables de CO₂ incorporado. Parece que después de la industrialización, hemos olvidado que construir con tierra fue durante muchos años un método de construcción viable para nuestros antepasados en diferentes partes del mundo.
Hablamos con Nicolas Coeckelberghs, uno de los cuatro fundadores de BC Materials, una cooperativa de trabajadores con sede en Bruselas que ha estado trabajando con la tierra, redescubriendo su uso y compartiendo su conocimiento a escala global mientras trabaja con una conciencia local.