Hace unos días se dio a conocer en Bogotá el diseño ganador del futuro Museo Nacional de la Memoria Histórica, etapa final de una tarea encomendada al Estado por un mandato de la Ley de Víctimas (Ley 1.448 de 2011). El proyecto buscará rememorar el conflicto armado colombiano, dignificar a las víctimas y sus familias, reparar simbólicamente los impactos de la guerra y manifestar claramente la urgencia de acabarla.
Determinar la apertura de un espacio que estimule la reflexión y el debate sobre la verdadera historia del conflicto en un país donde las cosas siempre se cuentan y se oyen a medias, es ya muy significativo, pero ¿puede la arquitectura aportar a la construcción de una memoria colectiva en un país como Colombia?
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