Los niveles de contaminación atmosférica a los que han llegado los grandes centros urbanos de todo el mundo en los últimos años delata la problemática relación que hemos mantenido –y seguimos manteniendo- con nuestro ambiente. La gravedad del asunto radica en que esta cuestión no solo afecta al equilibrio general del planeta, sino que, según la Organización Mundial de la Salud, el estado en el que actualmente se encuentra la atmósfera también provoca, mediante el simple acto de respirar, la muerte a alrededor de siete millones de personas al año. Al poco tiempo de que los Gobiernos de diferentes países anunciaron sus medidas para evitar la propagación del coronavirus –cuarentena y aislamiento-, numerosos estudios comenzaron a evidenciar un aspecto inesperado y esperanzador: los niveles de contaminación atmosférica de muchas ciudades comenzaron a reducirse notablemente a los pocos días de anunciadas las medidas debido a la menor circulación de tránsito y la reducción de las emisiones de la industria.
En Argentina, una serie de mapas elaborados por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) en base a imágenes satelitales -del satélite Sentinel-5p-, muestran claramente como se produjo este fenómeno a nivel nacional. Comparando los días posteriores al anuncio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (20 de marzo - 10 de abril) con jornadas previas (27 de febrero - 20 de marzo), se puede notar una disminución considerable de dióxido de nitrógeno (NO₂) en la atmósfera. Los estudios se realizaron en los conglomerados urbanos más poblados del país, como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario, y San Miguel de Tucumán:
Buenos Aires
Córdoba
Mendoza
Rosario
Tucumán
Si bien la información gráfica es clara y, a primera vista, podríamos afirmar que la calidad del aire ha mejorado notablemente en los conglomerados urbanos más poblados del país, ¿qué significa realmente esto? Si sometemos los gráficos a un estudio más minucioso, comenzarán a surgir algunas interrogantes asociadas a su producción y significado: ¿por qué se elige el dióxido de nitrógeno para los estudios? ¿a qué se encuentra ligada su presencia en la atmosfera? ¿hay otros parámetros que deban ser estudiados para determinar si realmente ha mejorado calidad del aire? ¿cómo se espera que varíen estos parámetros al finalizar la cuarentena? En el proceso de resolver estas inquietudes, tuvimos la oportunidad de hablar con la Magister María Fernanda García Ferreyra, experta en calidad de aire de la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) quien ha sido la investigadora a cargo de la producción de los mapas. A continuación, puedes conocer en profundidad detalles sobre los mapas y su producción en palabras de la investigadora:
A la hora de evaluar la calidad del aire de las ciudades, los contaminantes que se eligen para monitorear son los llamados “contaminantes criterio”. Éstos son definidos por la legislación local y por entes internacionales como la Organización Mundial de la Salud. Son los óxidos de nitrógeno y de azufre, el amoníaco, el monóxido de carbono, el ozono a nivel superficial y el material particulado. Hay otras especies químicas y parámetros atmosféricos, como son los compuestos orgánicos volátiles por un lado, y por otro la intensidad del viento, la humedad, la temperatura, las lluvias; en fin es necesario analizar todo aquello que pueda condicionar la presencia de los contaminantes criterio en el aire.
Hay varias metodologías para obtener estos datos. Por un lado, la legislación establece que se utilicen estaciones de monitoreo en la superficie, que están analizando el aire continuamente. También se hace de forma remota con equipos que estando en la superficie miden “a distancia” la interacción de los contaminantes con la luz por ejemplo. Los satélites también hacen mediciones remotas (están a 700 km o más del suelo), y analizan la cantidad de estos contaminantes por cómo absorben o dispersan la luz solar. Si bien las mediciones de superficie nos dan datos cada hora, los satélites permiten observar grandes regiones una vez por día (o menos). Son fuentes de datos complementarias.
Si bien para analizar cuál es la calidad del aire, necesitamos trabajar sobre todos los contaminantes criterio, el NO2 en este caso ha funcionado como un indicador del panorama en general. El dióxido de nitrógeno (NO2) es un contaminante relacionado con el uso de combustible fósil y a la quema de biomasa, por lo que podemos verlo cerca de las fuentes de emisión como tránsito vehicular, algunas industrias, áreas residenciales, incendios, sitios de deforestación con quema y quema de pastizales. Su presencia puede afectar a la salud, particularmente al sistema respiratorio, desde disminución de la capacidad respiratoria hasta edemas pulmonares. Cuando hay una exposición crónica a altos niveles de este contaminante y otros relacionados, puede generar problemas a nivel del sistema cardiovascular. Es un contaminante con una vida bastante corta en la atmósfera, porque enseguida reacciona con otros gases y forma ozono (un contaminante que, cuando está cerca de la superficie, es aún más tóxico).
Cuando se decretó el Aislamiento Obligatorio en Argentina, tuvimos la oportunidad casi instantáneamente de observar desde la información del satélite Sentinel-5p de la ESA (agencia espacial europea) cómo disminuyó el dióxido de nitrógeno en las principales ciudades del país. Analizamos datos previos y posteriores, datos del año anterior, y esa disminución era significativa. Pudimos establecer varias conclusiones: que las imágenes satelitales pueden utilizarse para realizar un análisis espacio-temporal de este tipo; que el tránsito es la principal fuente de emisión de contaminantes en las grandes ciudades argentinas (Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario, San Miguel de Tucumán); que la atmósfera se recupera muy rápido cuando no hay emisiones presentes, y que todo esto fue gracias a que la población había adoptado la medida inmediatamente.
Se podría decir, entonces, que la calidad del aire ha mejorado sin dudas a partir de la disminución del tránsito en las calles -como consecuencia directa de la cuarentena-. De todas formas, hay que analizar qué ocurre con las flexibilizaciones, a medida que volvamos a las actividades. Si no hay cambios de hábitos con respecto a los medios que usamos para movilizarnos, es muy probable que volvamos a la situación anterior. Aquí es importante lo que puedan hacer las instituciones ambientales en cuanto a controles de las emisiones y a la concientización del manejo de los recursos, pero también lo que podamos hacer cada uno de nosotros: utilizar la bicicleta o caminar, usar más el transporte público o compartir el uso de vehículo para no viajar de a uno o de a dos.
- La Comisión Nacional de Actividades Espaciales, más conocida como CONAE, es una Agencia Espacial Nacional encargada de proponer políticas para la promoción y ejecución de las actividades en el área espacial con fines pacíficos en el ámbito productivo, científico, educativo y para la creación de tecnologías nacionales innovadoras, en todo el territorio argentino. Puedes conocer más detalles sobre el trabajo de la CONAE a través del siguiente enlace.
- La investigadora a cargo de la producción de los mapas y autora del texto final es la Magister María Fernanda García Ferreyra, experta en calidad de aire de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales).