El pasado 2 de agosto se dieron a conocer los ganadores del Concurso Internacional de Ideas que contemplaba el diseño del nuevo Pabellón Argentino para la Expo 2023. Organizado por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires (CAPBA), y auspiciado por la Federación de Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), El Pabellón Argentino es el primero de los seis concursos internacionales que fueron lanzados en los últimos meses en el marco de la Expo 2023.
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El diseño del Pabellón Argentino debía contemplar cierta innovación en aspectos tecnológicos y de sostenibilidad, proponiendo una materialización adecuada y racional. A su vez, debía permitir el desarrollo de múltiples actividades en simultáneo, potenciando los espacios de relaciones entre ellas y dándole a los visitantes una experiencia integral. Dentro de las funciones específicas, las bases exigían la existencia de una sala de proyecciones con la capacidad para albergar simultáneamente una gran cantidad de visitantes. Al finalizar la Expo 2023, se especula que el edificio se convertirá en un espacio destinado a desarrollar actividades relacionadas con la creatividad y el conocimiento, de una manera participativa, interactiva e inmersiva.
En el período de postulación se recibieron 91 propuestas arquitectónicas de las cuales se premiaron a un total de 3 equipos, otorgándose otras 3 menciones y 8 selecciones. Conoce a continuación a los equipos ganadores.
Primer Premio
- Autores: Arq. Federico Canavese (CRF Arquitectos), Arq. Martin Rodriguez Frank (CRF Arquitectos), Arq. Fernando Vignoni
- Colaboradores: Arq. Maria Luz Cross, Arq. Micaela Lentino, Arq. Juliana Knopoff, Arq. Ramiro Solari, Luciano Muratore.
- Asesor en Imágenes: Anima
Memoria enviada por los autores:
La horizontalidad es probablemente una de las características más predominantes del territorio argentino. Sin embargo, la necesidad de congregación y el contacto humano logran acortar las distancias de la vasta geografía, haciendo que los lugares públicos y de encuentro social afloren y se retroalimenten. El programa y el terreno en el cual se desarrolla el proyecto otorgan dos pautas principales a resolver, a las cuales es necesario dar una única respuesta. Por un lado se debe considerar el carácter que dota al edificio de su identidad, permitiéndole consagrarse como el “Pabellón Argentino” en el marco de la Exposición Internacional 2023. Por otro lado, es necesario remarcar su ubicación jerárquica con respecto al predio de Tecnópolis y su relación con las demás actividades a desarrollarse en las instalaciones del evento.
La propuesta para el Pabellón Argentino replica de forma abstracta estas dos condiciones, es por ello que el edificio se concibe como una línea pura en el horizonte que genera una gran cubierta, una infraestructura sintética bajo la cual se desarrollan las actividades de carácter público. Para intensificar esta cualidad tan Argentina del espíritu del encuentro se crea una “Plaza de las ciencias”. Ésta se contrapone a la “Plaza de ceremonias” (planteada en el masterplan), conjugándolas constantemente en una articulación necesaria para poder organizar y encausar el alto flujo de visitantes y mantener así el correcto funcionamiento del predio ferial. El espacio de acceso semicubierto de la “Plaza de las ciencias” oficia de cabecera para la recepción del público que llega desde la entrada de General Paz y se transforma en un fuelle de uso masivo entre la “Plaza de la Ceremonias” y el “Pabellón Argentino”, generando un espacio único para la escala de uso público.
Una planta baja extremadamente permeable y flexible otorga al visitante la capacidad de transitar a través de los filtros espaciales sin obstáculos, permitiendo apreciar cada instancia de sus diferentes cualidades. La circulación pública acompañada de un gran vacío vinculante que conecta los tres niveles articula el semicubierto de la “Plaza de las ciencias” y los programas interiores que requieren un mayor control medioambiental.
En el primer nivel se ubica la sala de proyección inmersiva, que con su geometría exenta rompe la regularidad de la gran cubierta. En el basamento, se desarrolla un gran espacio flexible que puede ser reconfigurado y utilizado tanto para múltiples exposiciones como para una única sala, ya sea para las muestras actuales como para las futuras. A través de sutiles lucarnas diseñadas a modo de rajas en el solado de la “Plaza de las ciencias”, se permite al visitante entrever las actividades que se desarrollan en este basamento, aportando curiosidad y misterio desde el exterior hacia el interior, incentivando así la idea de travesía, recorrido y descubrimiento.
Ubicar tanto las salas de exposiciones como el auditorio y las aulas en un basamento haciendo uso de la pendiente natural del terreno, permite liberar la planta baja para generar un edificio de carácter exento, jerarquizando la sala de proyección como un eje espacial al mismo tiempo que permite ataques simultáneos, a través de los accesos y las visuales, desde las 4 caras del edificio. Desde el nivel de la calle “Cuenco”, el proyecto resuelve un acceso de uso alternativo para el público al nivel de basamento, y junto a este se posiciona el acceso vehicular al estacionamiento general y los programas de apoyo y servicio.
Alrededor del lago, el Pabellón Argentino se reconoce como una línea en el horizonte, simple y abstracta, destacando únicamente la sala de proyección inmersiva que emerge con su forma de domo y le brinda carácter al edificio. El sistema metálico que otorga estructura a la cubierta lineal aporta una solución constructiva rápida y mecanizable, a la vez que dota al “Pabellón Argentino” de un carácter tecnológico, esbelto y liviano. El revestimiento metálico que envuelve a esta gran cubierta alude al material cuya extracción fue el principal impulso de la generación del puerto en la época de la conquista, la Plata, un componente de brillo y resplandor.
El Pabellón Argentino se define como un espacio único que destaca en su máxima expresión el espíritu de la congregación, un lugar democrático que fomenta el encuentro entre ciudadanos, una relación horizontal entre pares de iguales condiciones bajo un mismo emblema y sentimiento de unidad y pertenencia social y nacional.
Segundo Premio
- Autores: Arq. Carlos A. Busso, Arq. Leandro E. Fucile, Arq. Julian I. Kelis, Arq. Facundo S. López, Arq. Ezequiel Spinelli, Arq. Matías Zoppi.
- Colaboradores: Arq. Juan Ignacio Albeira, Arq. Santiago Bianchi, Arq. Felipe Carrizo, Facundo Casales, Arq. Sabrina Gabriele, Florencia Lampugano, Arq. Florencia Merino
Memoria enviada por los autores:
Pensar un edificio que sea capaz de resolver problemáticas de índole representativa siempre es un desafío. El Pabellón Argentino para la Exposición 2023 debe atender, además de cuestiones de carácter estrictamente programático y tecnológico, aspectos relacionados al significado que el tema propone. Los futuros visitantes a la Expo, residentes o viajeros, deberán de alguna forma ver representados en el Pabellón, valores y caracteres de este país. Con este desafío por delante, planteamos un edificio en cuya cubierta, devenida en espacio recorrible, emergen una serie de volúmenes. Estos evocan artefactos espaciales que, entendemos, son capaces de apelar a la memoria –o mejor dicho a las memorias– de quienes lo visiten.
Se trata de seis cilindros metálicos, que por la contundencia de su morfología recuerda una serie de imágenes heterogéneas, capaces de despertar asociaciones particulares en la subjetividad del visitante. Apostado sobre un discurso dialógico más que en un posicionamiento asertivo, la forma de los cilindros es capaz de construir pares conceptuales transitados en la historia argentina, en el presente y en los imaginarios. Lejos de enfrentamientos binarios, se trata de relaciones de fuerza que las sociedades utilizan para avanzar, para desarrollarse, para discutirse a sí mismas. A veces se encuentran en pugna, a veces conviven o llegan a puntos de encuentro y síntesis.
Estos pares dialógicos pueden ser, por ejemplo, naturaleza y artificio, lo local y lo global, campo y ciudad, producción industrial y agrícola, tecnología de punta y artesanía. El visitante al Pabellón Argentino podrá leer en la pureza formal de los volúmenes que emergen de su cubierta, un eco de ciertas estructuras edilicias presentes en diferentes regiones del país. La asociación será no literal, y libre: tanques de agua en ciudades y ante el paisaje, gasómetros, palomares, depósitos de combustible en refinerías y grandes industrias de los medios urbanos, silos de grano en los puertos fluviales y marítimos, hornos ladrilleros, testimonios de una industria pretérita, tanques australianos en el campo que sacian la sed del ganado y el calor de los humanos durante el verano. El kultrún mapuche, las chullpas incaicas o las cajas chayeras de la Puna jujeña podrán, también, producir asociaciones. Estas, alguna vez, serán facilitadas mediante proyecciones digitales sobre los volúmenes.
Estos cilindros, multiplicados a lo largo y ancho del paisaje urbano, rural y natural de la Argentina suelen contener granos, agua, combustible o fuego, elementos que en el pasado y el presente han sido fuente o resultado de nuestro trabajo. Aquí, aislados de su hábitat de vida natural, son el envase para contenidos diferentes: manifestaciones del arte, la cultura, la tecnología y la ciencia, ingredientes para una receta de futuro.
La propuesta hace uso del desnivel que ofrece el terreno hacia el lago aliviador, ordenando sus usos y relaciones. Arriba, un paisaje de cilindros recorribles. Un “paseo” a modo de ensanche de la explanada del predio. Es un espacio de uso público en el que el edificio se propone como una experiencia, un recorrido que zigzaguea, tenso entre el soporte natural, la vegetación aparentemente incontrolada y autóctona, y el artificio, la producción material de nuestro país. Abajo, un ámbito dinámico, transparente, flexible y mutable, que hace uso de las geometrías superiores y del paisaje circundante para su generación. Contrastes de alturas, amplitud visual, claridad, homogeneidad material y deambulación construyen la atmósfera buscada. Un gran patio circular vincula los mundos planteados, haciendo del acceso un momento singular en el recorrido.
El edificio se estructura materialmente en torno a dos elementos simples: por un lado, una serie de planos de hormigón armado configuran el plano de apoyo y sustento para los locales ubicados al +15,00 y +12,00 metros. Sobre ellos, se erigen los volúmenes cilíndricos, de una condición matérica liviana y sistemas constructivos en seco.
Tercer Premio
- Autores: Arq. Javier Alemán, Francisco Favoretto (FF-arq), Arq. Francisco Espósito, Arq. Emiliano Santagada, Arq. Denise Andreoli y Arq. Guido Quiró (Estudio Prisma Arquitectura)
Memoria enviada por los autores:
El territorio argentino se configura, y lo ha hecho desde que se gestó el país, como una zona intermedia entre Europa y América. Es realmente un punto de convergencia de la cultura mundial, en donde el paisaje define la diversidad que se materializa en su gente. Si hay algo que nos caracteriza como argentinos es la capacidad de relacionarnos. El proyecto nace del espacio público, de la diversidad del territorio. Se crea una plaza de acceso que conecta al usuario con “la tierra”. Una topografía abstracta entre la laguna y la ciudad sienta las bases de esa diversidad. Elevado del suelo emerge el edificio como un fruto que englobará a todos los visitantes en un espacio único.
La solución de diseño compacta crea un espacio flexible para el programa necesario. El edificio se asume hacia el río y la ciudad como un sistema de desdoblamiento. Parece ser un volumen flotante generando puntos de inflexión que sugieren salidas y entradas al edificio.
En la cubierta se expresan pequeñas lucarnas que darán sentido a las salas de exposición recreando las sensaciones que se captan del paisaje argentino. Ir al encuentro de la diversidad, como riqueza, para emerger en esta nueva era, será el legado que deje el edificio.