Iconoclasta, pintor, músico, fotógrafo, visionario, genio… y arquitecto. Fernando Higueras [Madrid, 1930-2008] dejó su sello en la historia de la arquitectura española de un modo emocional, mostrando la arquitectura desde su cualidad más esencial.
Nacido en Madrid el 26 de noviembre de 1930, Fernando Higueras fue, como muchos otros, arquitecto exponente de la modernidad arquitectónica tardía de los años 60 en España. Su forma de hacer, lejos de ser novedosa o excepcional, nos repetía la eterna lección sobre el proceso creativo. No bastaba con el talento y la gracia, sino que estos debían de ir acompañados de una ingente dosis de tesón y, sobre todo, de afición.
Todo este trabajo —eterna lección que quedará siempre para la historia— queda recogido por la exposición que nos presenta hoy la Fundación ICO. Inaugurada el día 27 de febrero en el propio Museo ICO, la exposición es recibida con el nombre de ‘Fernando Higueras. Desde el origen’, siendo comisariada por Lola Botia y organizada por la colaboración conjunta de la Fundación ICO y el Ministerio de Fomento.
La exposición propone un recorrido cronológico y sumamente visual por toda la obra de Fernando Higueras; con maquetas originales de la época, fotografías, planos, audios… material gráfico y audiovisual de gran valor en el que el arquitecto habla sobre sus edificios y su concepción de la arquitectura. A parte de ello, en la planta baja de la exposición se mostrará una recreación de su estudio-hogar: el más que conocido “Rascainfiernos”.
Dicho recorrido por la obra del arquitecto madrileño finaliza su muestra en las próximas semanas, concretamente el día 19 de este mes de mayo. Así que no pierdas la oportunidad de poder ver recogido todo el fructífero trabajo de este genial arquitecto en una sola visita. El horario es de martes a sábado, de 11:00 a 20:00 h, y de 10:00 a 14:00 h domingo y festivos. ¡La entrada es gratuita!
Fernando Higueras: rupturismo en la arquitectura de España
Fernando Higueras (1930-2008), exponente de la modernidad arquitectónica tardía de los años 60 en España, fue junto con muchos otros uno de aquellos jóvenes ícaros que estaban obsesionados con tocar el sol. Su arquitectura, lejos de cumplir con las rígidas pautas que conformaban la realidad de la época, se elevaba por encima del plano terrenal con una única meta: conquistar lo desconocido.
