Formalizado en 1900, luego de una forestación de 19 hectáreas impulsada por el Ministerio de Obras Públicas y la Intendencia de Santiago, el Parque Forestal se emplaza en la zona norte del centro histórico de la ciudad, constituyendo uno de los primeros parques lineales de Santiago de Chile.
A cargo del paisajista francés George Dubois, el proyecto responde a la vitalización de sus bordes adyacentes, logrando integrar el Río Mapocho y su vereda desordenada, y entregando a la ciudad un nuevo pulmón verde para la recreación urbana.
Actualmente, el parque se extiende desde la Avenida Vicuña Mackenna, por el oriente, hasta calle Recoleta, por el poniente, y se constituye como una importante pieza urbana capaz de articular una serie de hitos representativos de la ciudad. Lo anterior permite observar, a medida que se recorre, una serie de esculturas y monumentos del centenario, entregando una lectura secuenciada de los mismos.
Es así como, iniciando un recorrido desde el bandejón oriente, reconocemos la Fuente Alemana, el Monumento Escritores de la Independencia, la Columna de los Franceses: la Celebración del Centenario, la Escultura 'Oda elemental al Fierro', el Palacio de Bellas Artes, el Museo de Arte Contemporáneo, entre otras piezas que rematan por el poniente con la materialización del actual Centro Cultural Estación Mapocho.
Podemos hablar, entonces, del parque como infraestructura de soporte, en la medida que es capaz de acoger y dar cabida a los programas ya mencionados. Sin embargo, no es únicamente por esto que hemos querido resaltar su valor.
Desde la escala de ciudad hasta la escala doméstica, esta pieza es capaz de dar respuesta a una serie de conflictos, configurando en su extensión diversos usos, acogiendo variados flujos, y siendo capaz de adaptarse a los tiempos contemporáneos.
Emplazado en uno de los bordes del centro de Santiago, el parque se encuentra conectado con importantes calles estructurantes de la ciudad, permitiendo el fácil acceso a otros hitos paisajísticos y culturales de mayor escala como son el Parque Metropolitano, el Cerro Santa Lucía, el Centro Cultural Gabriela Mistral, el Mercado Tirso De Molina y la Vega Central, además del Cementerio General, el Barrio Lastarria, el Barrio Bellavista, el Parque Los Reyes, el Parque Bustamante, el Parque Balmaceda y Plaza Italia.
Su diseño, generado a partir de la modulación tácita de la plantación de Plátanos Orientales, va caracterizando y definiendo secciones en el sentido longitudinal del parque, lo que se entreteje con una manera de entender los flujos que el mismo acoge en sentido norte sur.
Haciendo una lectura desde el borde mediato al Río Mapocho, nos encontramos con un pequeño bandejón que cubre la longitud completa del proyecto, el que recibe en su superficie los flujos rápidos de tránsito peatonal y ciclovía, alternándolos con acotados lugares de asiento y miradores que dan la cara al río y su vereda norte.
Siguiendo hacia el sur, este bandejón se encuentra separado del principal a través de la Av. Andrés Bello, la que a su vez se distancia de las situaciones de ocio y estar que acoge el parque por medio del recorrido de paseo que se arma entre la doble hilera de Plátanos Orientales, generando un buffer de 7 metros respecto a la avenida vehícular.
Luego, una serie de bandejones arbolados y zonas blandas dan lugar a áreas de juego y encuentro, intercalando programa recreacional y lugares de asiento, para finalmente terminar con un paseo más pausado y estrecho, que hace frente al borde sur y que se constituye a partir del ritmo constante otorgado por una simple hilera de Melias.
Es importante señalar que el Parque Forestal –uno de los lugares predilectos de los santiaguinos desde sus inicios– es capaz de adecuarse hoy a los grandes y veloces flujos de una ciudad como Santiago, convirtiéndose en una infraestructura de doble condición: en su concepción inicial, como lugar de recreación, al cual se acude por distensión y ocio, y a su vez como lugar de paso, que posibilita y apoya el flujo de los distintos medios de movilización no motorizados, con la capacidad de sorprender desde cada uno de sus bandejones, ya sea a partir de su recorrido lineal o sinuoso.
Por otra parte, proponiendo un análisis compositivo, podemos señalar las importantes cualidades del parque en relación a su contexto, programa, materialidad, circulación y vegetación:
Contexto
En una escala territorial, el Parque Forestal forma parte de una serie de piezas urbanas que dan cuenta de los parques urbanos de Santiago de Chile, dentro de los cuales es posible identificar diversas condiciones de forma, accesos, limites, tamaños, entre otros. En este sentido, podemos hablar de aquellos que son lineales o los que operan en grandes superficie; aquellos fragmentados e interceptados por distintas calles y otros bordeados por diferentes avenidas; y los que se abren al contexto inmediato o que se cierran hacia su interior.
En esta lógica, el Parque Forestal cuenta con una acotada superficie, valiéndose de estrategias como sutiles movimientos de tierra, los cuales al crear espacios contenidos dan la impresión de un lugar más amplio.
Este parque tiene la destreza de dilatarse al centro y contraerse hacia sus extremos, amoldándose al tejido urbano mediato. De esta forma, se aprecia un borde lineal paralelo al río, y un borde mucho más irregular que se acomoda a los remates de los bandejones aledaños.
Al mismo tiempo, el hecho de estar atravesado por tres calles (Purísima, José Miguel de la Barra, Miraflores) ayuda a formalizar los cuatro bandejones que constituyen el parque, dotándolos de una singularidad propia. Mientras que la alta cantidad de paradas alrededor de los bandejones, así como el hecho de que sean abiertos, permite que sean de fácil acceso y gran flujo, potenciando su utilización como pieza articuladora.
Materialidad
En una primera mirada, se puede reconocer principalmente dos tipos de pavimento: césped y maicillo. No obstante, al realizar una observación mas cercana, se notan diversas superficies, las cuales ayudan a construir una lectura integral. Es así como, por ejemplo, existe un mismo pavimento para los bordes exteriores que dan a las calles que interceptan el parque; otro pavimento para las zonas de detención que miran hacia el río; y pavimentos específicos para los interiores duros, como pequeños espacios de descanso o aquellos que conforman el embaldosado del museo de Bellas Artes y el Museo de Arte Contemporáneo.
Por otra parte, las zonas de césped interior responden a distintos recorridos en cada uno de los bandejones, privilegiando siempre un recorrido directo en sentido longitudinal, y otros más sinuosos que conectan y recorren el interior del parque, dando origen a un paseo más pausado.
Programa
En sus diversas capas, el parque entrega un sinfín de posibilidades, encontrándose aquellos bandejones blandos bañados por la luz del sol, y también aquellos cobijados bajo las inmensas cubiertas vegetales conformadas por los árboles. También, como lugares de descanso o detención, se identifican los recorridos altamente dotados con bancas, las cuales ponen en valor el interior del área, mirando siempre hacia adentro.
Dentro de otros programas, podemos mencionar las diversas zonas de juegos, los bandejones apropiados para la realización de actividad física durante las tardes, y el borde de Monjitas, donde las personas se sientan a disfrutar los helados del Emporio La Rosa. Destacan dentro de esto, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Bellas Artes como las mayores infraestructuras acogidas; así como el café Castillo Forestal justo frente del anterior.
Ahora bien, en términos de paseo, los hay para todos los gustos. El visitante puede elegir entre un recorrido cultural a través de las esculturas, museos y monumentos emplazados a lo largo del parque; senderos deportivos, realizando rutas de trote, recorridos en bicicleta o caminatas infinitas; reconocimiento de especies guiado por numerosas placas informativas; o bien, una mezcla de todo lo anterior.
Circulaciones
En términos generales, se podría hablar de caminos principales y secundarios; senderos de alto o bajo flujo; o bien circulaciones rápidas y lentas. Ahora bien, para comprender como se dan las distintas acciones y como se soportan estos movimientos, partiremos por decir que el Parque Forestal construye un gran eje principal paralelo al Río Mapocho y a la calle Cardenal José María Caro; el cual se formaliza y potencia con el marcado ritmo de la doble hilera de plátanos orientales a ambos costados y la hilera simple de esta misma especie en el interior de la senda, alternada con luminarias de baja altura, y dando paso a un gran paseo de 12 metros de ancho y 1.100 metros aproximadamente de extensión.
A su vez, existen en sentido longitudinal, otros tres ejes secundarios: uno lineal y paralelo al río, descrito en la calzada norte, que acoge sendero y ciclovía; y dos diagonales en los bordes sur del parque. En una última lectura, vale mencionar los distintos caminos sinuosos que articulan el interior de los bandejones de mayor tamaño, conectando el borde sur del parque con el paseo de plátanos orientales en el borde norte.
Vegetación
Por último, todas las operaciones ya mencionadas se acompañan de una importante cantidad de vegetación autóctona e introducida, donde se destacan especies arbóreas foráneas como acacias, ceibos, magnolios, encinas negras, ginkgos, castaños, tilos, robles y nativas del orden de las araucarias, palmas, peumos y quillayes. Los anteriores se muestran al visitante en compañía de otras especies, conformando manchas arbóreas; de manera lineal, conformando y guiando recorridos; y de manera puntual, a lo largo de todo el parque.