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Arquitectos: Atelier Tom Vanhee
- Área: 1384 m²
- Año: 2021
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Momoyo Kaijima y Yoshiharu Tsukamoto de Atelier Bow-Wow y Elizabeth Diller son los ganadores del Premio Wolf de este año en la categoría Arquitectura. Uno de los premios internacionales más prestigiosos de Israel, que anualmente destaca a científicos y artistas por "sus logros en interés de la humanidad". Las categorías de arte del premio incluyen pintura y escultura, música y arquitectura, acompañadas de las categorías científicas de medicina, agricultura, matemáticas, química y física. El jurado elogió el notable trabajo de los tres arquitectos en la confluencia de la investigación, la pedagogía y la práctica, influyentes para el avance de la praxis arquitectónica.
Según la ONU, más de 7.000 fenómenos meteorológicos extremos se han registrado desde el año 2000. Solo en 2020, los incendios forestales arrasaron Australia y la costa oeste de los Estados Unidos; Siberia registró un récord de altas temperaturas, alcanzando los 38 grados Celsius antes que Dallas o Houston; y a nivel mundial, septiembre pasado fue el mes más caluroso registrado en el mundo. Mientras los efectos de la crisis climática se manifiestan de formas cada vez más alarmantes, es deber de la industria de la construcción –actualmente responsable del 39% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero–, hacer su parte al comprometerse con un cambio genuino y radical en su acercamiento a la sosteniblidad.
Uno de los aspectos más desafiantes de este cambio será satisfacer las crecientes demandas de enfriamiento de una manera ecológica. El enfriamiento es innatamente más difícil que el calentamiento: cualquier forma de energía puede convertirse en calor, y nuestros cuerpos y máquinas generan calor de forma natural incluso en ausencia de sistemas de calefacción activos. El enfriamiento no se beneficia igualmente de la generación espontánea, lo que a menudo hace que su implementación sea más difícil, más costosa o menos eficiente. El calentamiento global y sus efectos tangibles solo exacerban esta realidad, intensificando una demanda acelerada de sistemas de refrigeración artificial. En su forma actual, muchos de estos sistemas requieren grandes cantidades de electricidad y dependen en gran medida de los combustibles fósiles para funcionar. El sector de la construcción debe encontrar maneras de satisfacer la creciente demanda de refrigeración, eludiendo simultáneamente estos efectos insostenibles.
Normalmente los esfuerzos en la industria de la construcción están destinados a diseñar espacios permanentes y duraderos. Sin embargo, en algunas ocasiones crear espacios temporales puede ser de gran ayuda no solo a la hora de proveer infraestructura de rápido montaje tras los efectos de un desastre natural, sino también activar espacios residuales o abandonados de nuestra ciudad. Para ejemplificar el potencial de estas intervenciones, te presentamos 13 exitosos espacios públicos temporales.
Los investigadores señalan que los primeros invernaderos surgieron debido al deseo del emperador Tiberio (42 a.C. al 37 d.C.) de comer pepinos todos los días del año. Como era imposible cultivar la verdura en la isla de Capri durante el invierno, sus jardineros desarrollaron camas montadas sobre ruedas que se movían hacia el sol, y en los días de invierno se colocaban bajo una cubierta translúcida de selenita (una variedad de yeso cristalizado con apariencia vidriosa). La producción de invernaderos se hizo posible después de la Revolución Industrial, gracias a la disponibilidad de láminas de vidrio producidas en masa. Desde entonces, se han utilizado para cultivar alimentos y flores, formando un microclima adecuado para especies vegetales incluso en lugares con climas severos. Pero en algunos casos, estas condiciones internas también pueden ser interesantes para crear espacios habitables. La reciente premiación de Lacaton & Vassal vuelve a poner a esta tipología en la palestra. ¿Cómo crear invernaderos que entreguen beneficios a los seres humanos y a las plantas al mismo tiempo?
Restos de un pasado socialista, la arquitectura monumental y los espacios urbanos de gran escala construidos por el Bloque del Este en Europa constituyen, al día de hoy, un legado desafiante que se encuentra desarticulado a los entornos y los valores contemporáneos. Aunque contrastante y cargada de ideología, esta arquitectura ha comenzado a reconciliarse con sus entornos a través de procesos de reutilización adaptativa, renovación, o a través de su recontextualización como patrimonio arquitectónico. Al (re)introducir la escala humana en estos proyectos de arquitectura monumental y en los espacios públicos, estas entidades están siendo reapropiadas, volviendo a formar parte de la vida urbana y cultural de las ciudades.
La arquitectura se define por su permanencia. Si bien las obras más célebres de la disciplina son a menudo las que se construyeron para durar, hay una belleza y un valor inherentes en una arquitectura de impermanencia. Más allá de los edificios convencionales y considerando los impactos ambientales y sociales, las estructuras temporales tienen el potencial de ampliar los límites de la arquitectura y la categorización del arte.
La semana pasada, Global Designing Cities Initiative (GDCI) lanzó la iniciativa Designing Streets for Kids para establecer una nueva línea de base global para el diseño de calles urbanas. Designing Streets for Kids se basa en el enfoque de priorizar a las personas, atendiendo las necesidades específicas de los bebés, los niños y sus cuidadores como peatones, ciclistas y usuarios del tránsito en las calles urbanas de todo el mundo.