Si la economía circular está cada vez más presente en los debates sobre arquitectura y urbanismo es por una razón: La población mundial viviendo en ciudades crecerá al 68% para 2050. El desafío ambiental será significativo a medida que aumente la demanda de recursos naturales, como materiales o energía, y parece que la circularidad ofrece algunas oportunidades para reducir este impacto.
¿Cómo podemos avanzar hacia este modelo más sustentable en nuestras ciudades? Esta pregunta lanzamos a nuestros lectores y luego de revisar una inmensa cantidad de comentarios y opiniones, tanto de profesionales de la construcción, como de estudiantes e interesados en la arquitectura, fue una sorpresa encontrar coincidencias y visiones sobre políticas y programas que fomenten el consumo responsable y la colaboración entre diferentes sectores.
Conoce los principales puntos de vista, a continuación.
Unión productiva
Es crucial que se aborden los desafíos ambientales de las ciudades del futuro mediante la implementación de prácticas de economía circular. Una forma es mediante el fomento de la recuperación y el reciclaje de los residuos en lugar de su eliminación, como por ejemplo la creación de infraestructura y programas para recolectar y procesar los residuos de manera eficiente al mismo tiempo que se promociona el uso de materiales reciclados en la construcción.
"La economía circular no solo tiene beneficios en su producto final, sino que debe fomentar la unión productiva entre los diferentes actores de la ciudad. Deberá hacer participe a todos los entes, tanto públicos como privados, generando así una cadena de producción que permita la reutilización de la "materia prima" del eslabón anterior de la misma cadena", escribe Julian Bernasconi, arquitecto argentino.
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Fernando Schujman, también desde Argentina, agrega: "La economía urbana circular exige una cosmovisión integral de la realidad, abordando los problemas con sus relaciones y efectos colaterales, a partir de metodologías aptas para entender los procesos complejos y su representación posible con bases técnicas como la teoría de sistemas, la psicología de la Gestalt, etc. Conceptos que integran la renovación epistemológica tratando de complementar al racionalismo analítico, como fuente del conocimiento mas preciso de la realidad, en este caso urbana, y los procesos circulares de distintos géneros y escalas, cuyos fenómenos son percibidos parcialmente, pero forman parte de procesos mayores de circularidad.
Adaptación eficiente
Santiago Echandía, arquitecto colombiano, se suma a la conversación desde la concientización y legislación: "La indiferencia existente ante la reutilización de materiales tiene su origen en la inadecuada formación que reciben nuestros jóvenes estudiantes de arquitectura, pero en general de todas las profesiones que de alguna manera posteriormente también influirán en la toma de decisiones para desarrollar los proyectos. Esto significa que la responsabilidad esta en el aparato educativo existente mas ligado y propenso a incluir los materiales presentes en las vitrinas del consumo de la construcción. Con el cambio de visión del aparato educativo se puede iniciar el cambio de actitud. De la misma manera se hace necesario un cambio de pensamiento de la legislación que exige condiciones de calidad y resistencia de los mismos, impidiendo prácticamente su utilización, lo que conlleva a un cambio de actitud de los legisladores y de un mayor impulso a la investigación en la reutilización por parte del Estado como una política permanente".
Es clave pensar como reusar y adaptar los futuros materiales y edificios para que sean energéticamente eficientes. Al mismo tiempo, entendemos que la circularidad también puede ser promovida a través de políticas y programas que fomenten el consumo responsable y la colaboración. Esto puede incluir el fomento de la innovación y la creación de alianzas público-privadas para abordar los desafíos de implementar el sistema circular en las ciudades.
En este sentido, Gustavo Adolfo Velásquez Ríos, desde Colombia, escribe: "Lo fundamental es establecer los criterios bajo los cuales se implementarían los planes de manejo de gestión y ordenamiento territorial bajo la noción de ecología, economía y política, siempre desde una visión sostenible y de territorio Glocal, con sus particularidades ecosistémicas, sociales y culturales. Todo territorio, desde sus particularidades que lo caracterizan y en una dinámica de socialización para la discusión y la concertación de sus imaginarios, podrá construir un modelo flexible basado en una filosofía de contexto social, sobre lineamientos, principios y objetivos que permitan desde una política de economía circular, establecer las pautas de un desarrollo sostenible".
Antonio Yammine Doueihi, arquitecto venezolano, nos da un ejemplo sencillo sobre las posibles traducciones de estas ideas: "Nuestras ciudades podrían avanzar aún más hacia modelos policéntricos a fin de adoptar conductas y hábitos tendientes a disminuir la movilidad urbana, ofrecer servicios y bienes cercanos a los ciudadanos, y así por lo menos evitar los recorridos innecesarios. El modelo de la ciudad policéntrica fomenta la participación ciudadana y el desarrollo de políticas publicas enmarcadas en las agendas ambientales de turno".
Sin dudas, la economía circular en el diseño urbano es un tema que todavía da mucho para hablar. Te invitamos a enviar más comentarios y opiniones a través de este formulario.
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