Mientras hacemos balance y analizamos el año 2022 a partir de los artículos más visitados en nuestra sección de Materiales, está claro que los temas relacionados con los interiores han resonado fuertemente entre nuestros lectores. Si bien la humanidad pasa más tiempo en el interior, tanto en el ámbito físico como ahora incluso en el virtual como el metaverso, las formas y funciones que definen estos espacios interiores han adquirido mayor importancia y valor. Experimentar con espacios fluidos, flexibles y versátiles es una tendencia que asistimos desde hace algunos años, impulsada principalmente por los impactos de los innumerables confinamientos aún presentes en nuestra memoria. El caos y la incertidumbre que vivimos nos hizo comprender la importancia de los edificios con conciencia y sensibilidad espacial, aquellos capaces de anticipar y responsabilizarse de los efectos que tienen sobre sus habitantes. Factores como la orientación, el tamaño y la distribución de las habitaciones, el uso de luz y ventilación natural y la estética general del espacio son esenciales. Los avances tecnológicos han tomado protagonismo y alterado el diseño de interiores tradicional, dando lugar a nuevos e innovadores enfoques de la eficiencia doméstica y la circularidad.
A través de tres enfoques diferentes –operaciones, estética y energía–, a continuación ofrecemos un pronóstico de cómo pensamos que evolucionarán los espacios interiores a partir de 2023.
Espacio y funcionamiento: pequeños gestos para una vida mejor
Visualizando un futuro sostenible e inteligente, las tendencias actuales vienen acompañando los diseños de 'layouts flexibles' a través de la creación de espacios personalizables y cambiables, que responden al reto de maximizar y mejorar el uso de los espacios. Permitir la conexión entre áreas tradicionalmente separadas y jugar con múltiples espacios en uno permite diseños dinámicos que aplican estrategias centradas en el usuario.
Desde ajustes cotidianos hasta la reutilización y actualización de edificios existentes, los gestos simples pero de alto impacto adaptan los espacios a la vida y no al revés.
Complementando estas operaciones arquitectónicas, la organización de los elementos dentro de un espacio es clave para determinar el flujo de movimiento, donde tanto los muebles integrados como los independientes son aliados en el diseño de edificios con conciencia espacial.
Según ONU, remodelar la forma en que viven los habitantes urbanos a través de la digitalización del diseño "abarca varias innovaciones tecnológicas inteligentes que permiten la computación ubicua (haciendo que la tecnología se integre mejor en nuestras vidas, esté disponible cuando y donde sea necesario), recopilación de big data, aprendizaje automático y toma de decisiones autónoma". Todo esto se traduce en sistemas futuristas como la robótica, técnicas visuales, inteligencia artificial y procesos automatizados con la capacidad de mejorar diversas facetas del bienestar de la sociedad.
¿Y cómo pueden las herramientas virtuales influir en nuestros espacios cotidianos en un futuro próximo? Ya está sucediendo: los avances tecnológicos vinculados a las proyecciones holográficas están haciendo posible cambiar la experiencia espacial de cualquier entorno, creando escenarios cambiantes que se pueden personalizar para diferentes propósitos, situaciones y usuarios. Al integrar la inteligencia artificial en el diseño arquitectónico, las imágenes van un paso más allá, ayudando a los usuarios a inspirar y visualizar posibles intervenciones en un espacio real. La domótica, a su vez, permite el uso eficiente de los recursos lumínicos para modificar virtualmente los espacios, haciendo que las estancias más pequeñas parezcan más grandes y abiertas, por ejemplo.
La asimilación de estas herramientas en la arquitectura nos hace imaginar un futuro en el que la digitalización permita al diseño adaptarse a circunstancias dinámicas y en constante cambio. Por lo tanto, promueve la cohesión de la arquitectura con las tendencias de vida en curso, como el apoyo a la vida remota a través de diseños flexibles con funciones cambiantes a lo largo del día y el diseño de espacios transformadores capaces de evolucionar (y crecer con el tiempo) sin volverse obsoletos.
Espacio y estética: el retorno modernizado de la rusticidad
Emergiendo de años de cambios sin precedentes, dictamos cómo queremos que se vean nuestros espacios habitables: funcionales, atractivos, tranquilos, con una fuerte identidad y en armonía con el exterior. Reflexionando sobre las tendencias estéticas que ganaron terreno en 2022, asistimos a un renovado aprecio por una “rústica modernizada” y todo lo que ella implica: la tradición, el lugar, la riqueza de materiales, las luces, las vistas y todo lo que nos hace sentir bien y conectados. a nuestro entorno.
Los interiores sin alma y excesivamente minimalistas ya no son deseables; Como escribió Nikos Salingaros: "Nos repelen los entornos que no nos aportan sentido, ya sea por falta de información visual o porque los presentes no están estructurados". En cambio, encontramos valor en texturas, colores y adornos, inclinándonos por espacios personalizados guiados por la vivacidad, la naturalidad y la calidez. Desde la digitalización hasta la robótica, las nuevas tecnologías permiten a los arquitectos diseñar con significado mientras cumplen con las demandas modernas.
Los materiales orgánicos tradicionales se han actualizado de manera que optimizan el rendimiento y la sostenibilidad sin perder su robustez, belleza natural y cualidades biofílicas intrínsecas.
2022 ha visto algunos ejemplos notables: el uso de madera contralaminada en un edificio alto y el desarrollo innovador del bambú estructural. La rusticidad también ha sido adoptada por el redescubrimiento de la belleza del ciclo de vida natural de los materiales, ya sea cobre oxidado, piedra erosionada, madera sin tratar o incluso materiales de alta tecnología que cambian su apariencia como respuesta a estímulos externos, como el hormigón autoregenerable o el vidrio termocrómico.
Entonces, con esta trayectoria prometedora, ¿qué depara el futuro para la estética? Los interiores serán transformables, modulares, más inteligentes y (literalmente) más ecológicos, fusionando la naturaleza con la tecnología y consumiendo recursos de manera eficiente. Las herramientas de realidad virtual y realidad aumentada crearán experiencias cada vez más inmersivas, el diseño biofílico evolucionará hacia superficies vivas en las que crecerán plantas u hongos, y los materiales programables serán modificados por algoritmos informáticos para satisfacer las necesidades de los usuarios. Junto con la inteligencia artificial, la revolución de los datos regirá todos los aspectos del diseño, transformando la forma en que trabajan los arquitectos, ayudándolos a identificar y medir las tendencias y preferencias de los consumidores para crear soluciones de diseño más personalizadas.
Si imaginamos un mundo en el que estas visiones tomen forma, el concepto de estética podría incluso volverse obsoleto, ya que la naturaleza y la tecnología definirán en última instancia cómo se verán y se sentirán los espacios y las emociones que evocarán.
Espacio y energía: impulsando la vida cotidiana de manera eficiente
Observar los edificios y sus interiores como organismos vivos no es exactamente nuevo. Actualmente, sin embargo, la circularidad agrega una capa de complejidad y consistencia a este concepto. Con un metabolismo urbano circular, se conservan los recursos y se minimizan los residuos mediante la reutilización de materiales y energía, reduciendo la extracción y los residuos. Los espacios interiores deben utilizar de manera eficiente la energía necesaria para funcionar, al tiempo que cuidan lo que se desperdicia.
A diferencia del pasado, la energía se puede generar de forma descentralizada –a través del sol, el viento, la tierra y el agua– y ya no requiere grandes centrales eléctricas ni infraestructura pública. Hay un movimiento de casas auto-alimentadas o incluso edificios off-the-grid que funcionan como sus propios ecosistemas, manejando todas sus propias necesidades.
Aunque tecnologías como la energía de las olas todavía no son muy accesibles, algunas opciones se están volviendo más asequibles. Esto incluye turbinas eólicas a pequeña escala, sistemas fotovoltaicos o el aprovechamiento de la temperatura en el centro de la Tierra para calentar y generar electricidad.
Pero tan importante como generar energía es utilizarla de la manera más eficiente e inteligente. El metabolismo de un edificio se puede optimizar de muchas maneras; mediante el uso de sistemas y electrodomésticos de bajo consumo energético, con materiales y diseño de envolvente adecuados, infraestructura verde, y aprovechando los recursos que recibimos de forma gratuita, como la iluminación y ventilación natural. En conjunto, esto reduce el consumo de energía de los edificios y mejora la calidad del aire interior.
En los próximos años, se espera que las ciudades y los espacios interiores se preparen para los grandes desafíos del futuro, a saber, los cambios sociales y la crisis climática. La circularidad aplicada en todos los ámbitos –desde el entorno doméstico hasta las directrices urbanas– es un concepto clave para un futuro más alentador. Si la iluminación inteligente o los asistentes digitales como Alexa ya no nos sorprenden, en un futuro próximo deberíamos tener acceso a la integración de la robótica y la automatización. Las tecnologías de domótica, aunadas a la aplicación de IoT (Internet de las Cosas), deben ser facilitadoras de una economía circular, promoviendo un mejor uso de los recursos y reduciendo el impacto ambiental. Además, se espera que la robótica y la automatización se incorporen aún más a nuestras rutinas, no solo revolucionando la forma en que vivimos, sino también la forma en que interactuamos con el medio ambiente. Junto con esta avalancha de tecnología, también estamos viendo cuánto extrañamos la naturaleza, y la tendencia del diseño biofílico seguramente continuará (y se fortalecerá) de cara al futuro.
Aunque es demasiado pronto para comprender cuáles serán los límites de la inteligencia artificial, la robótica y otras nuevas tecnologías, el campo avanza y evoluciona rápidamente con nuevas innovaciones que salen a la luz todos los días. Será intrigante observar cómo se desarrollarán estos desarrollos en los próximos años, pero hasta entonces, una cosa es cierta: estudiar, apreciar y reflexionar sobre el mundo natural siempre será un movimiento perspicaz e inteligente. Nuestro futuro aún no se puede escribir con absoluta certeza, pero podemos esperar que tres palabras estén presentes: naturaleza, tecnología y bienestar.
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