-
Arquitectos: Caparroz Arquitectura
- Área: 550 m²
- Año: 2022
-
Fotografías:Albano García
-
Proveedores: FV, Fanaquimica, ferrum
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El edificio Hibiscus, Ubicado en Moreno, Buenos Aires; reflexiona sobre la celeridad en los cambios de modos de vida, busca aportar flexibilidad en sus espacios, para que puedan adaptarse al estilo de vida contemporáneo y ser indeterminados ante un futuro desconocido.
La mayoría de las viviendas que se construyen actualmente, resultan ser arquitecturas diagramadas por órdenes establecidos en otra época y conforme a otras necesidades, se trata de modelos más rígidos enmarcados en una idea de familia y modo de vida destinado a perdurar. El conflicto se genera cuando dichos ordenes establecidos y formas de habitar cambian, en ese momento nos encontramos con edificaciones que no pueden satisfacer los cambios.
Necesitamos pensar en sistemas evolutivos en continua redefinición haciendo eje en el organismo habitante, el individuo puede cambiar por la arquitectura y la arquitectura por el individuo, para ello, Lo importante es pensar en las preguntas que hablan de los procesos de habitar.
El edificio hibiscus parte de la búsqueda de subordinar la planificación y tecnología a una adecuación variada y flexible del entorno construido al individuo, incorporando las condiciones cambiantes como un elemento positivo del proyecto, para ello es necesario un diseño capaz de resistir el paso del tiempo, tanto funcional como estético.
Desde el punto de vista estético surge la idea de reemplazar contemporaneidad con atemporalidad. encontramos un cubo estricto construido en su perímetro con ladrillos que envejece en forma favorable y sin mantenimiento, Una forma ¨pura¨, que es a fin de cuentas la manera más flexible de permitir el cambio y renovación continua.
al ser un edificio entre medianeras, posee mayor masa en su fachada y contrafachada, se generan aperturas estratégicas, en las partes llenas alberga vacíos que funcionan como plenos donde se encuentran instalaciones y estructura, contemplando espacios para futuras necesidades. Este juego de llenos y vacíos no sólo responde al programa, sino también al comportamiento medioambiental e impronta del edificio.
Desde el punto de vista funcional, encontramos contenidas dentro del cubo tres plantas libres que sitúan las circulaciones verticales sobre sus laterales, culminan en una cubierta liviana, que contempla la posibilidad estructural de ser reciclada y así agregar otro nivel contenido dentro de la forma.
Las plantas libres, en su interior utilizan tecnologías y materiales constructivos reciclables, por lo tanto, en lugar de proyectar un espacio para un determinado programa, se ofrece una estructura abierta a distintas apropiaciones.
En el caso actual se propuso un programa de seis unidades funcionales, dos compuestas por un módulo mínimo de superficie habitable (según normativa) y las otras cuatro por dos módulos, de los cuales uno se presenta en forma incompleta y tiene en primera instancia la posibilidad de progresar aumentando su superficie. Una vez completada la totalidad de la superficie edificable posible, las unidades funcionales compuestas por dos módulos tendrán la posibilidad de ser dividas generando así dos unidades funcionales independientes. El proceso puede ser inverso fusionando módulos. Ser un soporte a las necesidades de ocupación físicas y simbólicas, en constante cambio, es el argumento principal del proyecto.