La desigualdad de género en el ejercicio de la profesión de arquitecto es el resultado de un proceso múltiple, en el que el papel de las narrativas tejidas cotidianamente por el periodismo es aún poco estudiado. Aquí, presentaremos cómo dos mujeres arquitectas fueron retratadas por la prensa diaria en Río de Janeiro en la década de 1950, buscando discutir cómo crearon una imagen profesional no disociada de la esfera personal.
Giuseppina Pirro, como inmigrante italiana, llegó a Brasil en 1935 junto con otras mujeres de su familia. Se graduó en arquitectura en la Facultad Nacional de Arquitectura de la Universidad de Brasil, en 1945 y tuvo un desempeño muy plural, actuando como arquitecta en la Oficina Técnica (ETUB) y como profesora de la disciplina de Geometría Descriptiva en la misma. Institución donde estudió. Paralelamente a sus actividades de diseño y enseñanza, actuó como representante brasileño en el I Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos, en 1948 en Lausana; fue miembro del Departamento Nacional del Instituto dos Arquitetos do Brasil, entre 1952 y 1954; y forma parte del consejo de redacción de revistas especializadas nacionales e internacionales, como “Revista de Arquitetura”, “A Casa” y “L’Architecture D’Aujourd’hui”. En 1957, Pirro se casó con el arquitecto Jorge Moreira, su jefe en la oficina técnica y, aún en ese momento, un profesional con proyección local y nacional, especialmente por sus obras públicas. El arquitecto falleció en 2010, a los 89 años, tras una larga trayectoria profesional y unos años de dedicación a dejar constancia de la memoria de Jorge Moreira en la historiografía de la arquitectura.
Adele Weber, arquitecta graduada en 1951, también en la Facultad Nacional de Arquitectura, nació en la costa sur de São Paulo en 1929 y llegó a Río de Janeiro para cursar estudios superiores. Alumna de Pirro en el primer año de la universidad, unos años más tarde se convertiría en su amiga y socia profesional en la ETUB, donde se incorporó en 1950 como delineante en prácticas. Al finalizar la carrera, continuó trabajando en la oficina técnica como miembro del equipo, mientras desarrollaba ocasionalmente algún trabajo en la práctica privada. En 1962, Weber se convierte en el primer arquitecto jefe de la ETUB, en sustitución de Jorge Moreira, algo poco habitual en aquella época. A finales de la década de 1970, todavía en el mismo puesto, decidió jubilarse, poniendo fin a su carrera profesional como arquitecta, hecho muy probablemente relacionado con la ardua conciliación entre la vida doméstica y la profesional. A partir de entonces, trabajó como poeta, habiendo publicado ya libros, algunos de los cuales fueron premiados, como Fragmentos de Eliot (2005) e Invisão Íntima (2010).
Estos son solo dos ejemplos de arquitectos cuyas trayectorias no aparecen en las grandes narrativas históricas sobre la producción arquitectónica en Brasil. Es un borrado historiográfico que contrasta con actuaciones que, en su momento, no eran nada invisibles, ni por su tentacularidad ni por su proyección en el ámbito profesional que les garantizaba legitimidad entre sus pares. Es interesante, en este sentido, la forma en que tales acciones fueron, en ese momento, publicitadas y discutidas por la prensa diaria de Río, ya que revela una cierta estructura de pensamiento compartido sobre la mujer arquitecta.
La construcción de la figura de la mujer moderna y ama de casa, con un comportamiento elegante y sumiso a la vida doméstica, se debe también a la mirada construida por el periodismo cotidiano de ese momento. Como es sabido, en tales vehículos de comunicación, la problemática representación de la figura femenina estuvo acompañada de su efectiva ausencia en las redacciones, muchas veces enmascarada por el uso de heterónimos por parte de los escritores masculinos. Así, podemos reflexionar sobre cómo la prensa diaria contribuyó a la construcción de una representación patriarcal de la mujer profesional, presentando sus trayectorias casi siempre asociadas a marcas de maquillaje, métodos de vestir y recetas del perfecto pollo asado y apuntando, casi siempre, a el placer del hombre. Así fueron presentados Weber y Pirro por Flan: el Periódico de la Semana, en 1954:
“Un día, lo que era una porción de islotes entre el lodo será tierra firme y sobre ella se levantará lo más hermoso jamás hecho en Brasil. ] Madalena, Kauffman, Otávio de Moraes, el terrible ex goleador del Botafogo, la mansa Adele Weber, que es la rubia más morena de Brasil, Pina, que no es Gomalina y sabe matemáticas como los grandes, todos, todos los chicos y chicas que trabajan en Ciudad Universitaria". (RABELO. 1954, p. 02, énfasis del autor)
El reportaje, escrito por el director del periódico, Marques Rabelo, comenta la vista de la construcción de la Universidad de Brasil, en Ilha do Fundão, que pudo haber visto desde el Aeropuerto de Galeão. La diferencia en el trato de Rabelo a Pirro y Weber se hace patente al citar a los miembros del equipo de la ETUB responsables del proyecto. En lugar de ubicarlos simplemente como miembros del equipo, como hizo con las figuras masculinas, Rabelo señala, en un tono muy sugerente, las características físicas y de comportamiento de Weber (como 'mansa' y 'la rubia más morena de Brasil'); mientras usaba la palabra 'gomalina' (marca de un producto para la fijación del cabello) para una rima sarcástica con el nombre de Pirro, afirmando que la arquitecta no se reduciría a un mero producto de belleza y que sabía “matemáticas como los mayores”, algo que bajo su perspectiva, merecía la pena destacar por su singularidad.
Ciertamente, el discurso de Marques Rabelo puede interpretarse como una insolencia, algo acorde con el tono que habitualmente asume el tabloide que, para ser “inquietante y movilizador de multitudes”, buscaba llegar a una amplia audiencia de hombres, mujeres e incluso niños. Los temas de moda, cine y teatro estuvieron dedicados a la mujer, incluyendo columnas sobre el amor y consejos de conducta. Dedicó los temas relacionados con el deporte y la política a los hombres (TASMERÃO, 2017, p. 34).
El año anterior, el mismo periódico se encargó de un reportaje centrado exclusivamente en Adele Weber. Su título, “Adele Weber, la arquitecta, muy rubia y tímida”, ya indica el tono de subestimación de una mujer, que, entre tantas habilidades e intereses, se presenta por características físicas y de comportamiento. El subtítulo, “La arquitectura moderna tiene el equilibrio de la música preclásica”, sin embargo, parece apuntar a mostrar el interés de Adele por la música y las ideas modernas para la arquitectura. El primer párrafo del texto, escrito por Carlos RM de Laet, presenta una visión de una mujer excepcional, destacando la novedad que, para él, se reducía a que ella dominaba temas considerados 'masculinos', como la arquitectura y sus complejidades... En este sentido, Laet afirmaba que las mujeres eran capaces de comprender las matemáticas y otras materias, algo opuesto a la supuesta fragilidad femenina obligatoria. Al hablar de la presencia femenina en el campo de la arquitectura, Laet problematizaba lo que él entendía como una “falacia social”: que la mujer estaba “biológicamente hecha para el hogar”, y, por tanto, sería conocedora exclusiva de los “aspectos funcionales de la arquitectura burocrática doméstica" (LAET, Carlos RM de. Adele Weber, el arquitecto, muy rubio y tímido. Flan, Periódico de la Semana, 1953, p. 30, ed. 23).
Así, si bien es perceptible la forma más compleja en que Laet presenta a Adele, más allá de los atributos de lourice y timidez destacados en el título, es imprescindible una mirada crítica al discurso construido por la autora, que no deja de priorizar lo físico y la imagen de comportamiento de la mujer arquitecta, en detrimento de su desempeño profesional o ideas sobre la profesión. Las fotos de Adele, que acompañan al texto, son, sin embargo, de una mujer en su entorno laboral. El interés de Adele por las artes, especialmente la escritura, también aparece en el reportaje. Pero tales esferas de su vida siempre acaban siendo anunciadas junto a cuestiones de carácter íntimo, como su supuesta fragilidad o el hecho de que nunca ha estado en una discoteca. Cuando por fin se menciona objetivamente su desempeño profesional, en el comentario sobre la autoría compartida de Adele del proyecto de la Ciudad Universitaria y del proyecto de su propia residencia, la arquitecta es presentada como “la antena ideal para el confiado” cuya “irradiante amabilidad de rubia chica inspira confianza en compañeros que se convierten en consultores” y, una vez más, a la autora parece importarle más la imagen que muestra Adele en su entorno de trabajo, frente a sus compañeros y sus jefes, que su propio desempeño.
No podemos disociar estos informes de una época en la que la presencia de la mujer en el ámbito profesional era todavía, en cierto modo, poco habitual, aunque creciente, y en la que aún se enfrentaba a una gran infravaloración y desconfianza hacia dos competencias profesionales –sobre todo aquellas que, como Adele y Giuseppina se encargaron de grandes construcciones, proyectos y urbanizaciones, además de las habituales tareas de paisajismo y vivienda, propias de las mujeres arquitectas de la época. Así describía Pirro el campo profesional en el que se insertaba en 1952:
Hay extraordinarias posibilidades para las mujeres, en la arquitectura, especialmente en la elaboración de proyectos y estas posibilidades tienden a aumentar, porque día a día nuestro campo de acción se amplía. Ya somos diversas, divididas en oficinas y firmas, aceptadas en perfecta igualdad por los hombres, tanto en la escuela como en la oficina, encontrando siempre en ellas excelentes compañeras. De hecho, creo que en todas las Escuelas Superiores y profesiones el fenómeno es idéntico, dependiendo exclusivamente de nosotros, si sabemos imponernos por nuestra línea de conducta, nuestro trabajo y eficiencia.
— Giuseppina Pirro de Moreira, 1952
En la entrevista que Giuseppina concede a la sección Tribuna da Mulher, que forma parte del periódico Tribuna da Imprensa, habla de las posibilidades de la mujer en el campo de la arquitectura. Es decir, a estas alturas ya se hablaba de la posición de la mujer en la profesión. Designada por el diario como “una profesional entusiasta de su trabajo”, Giuseppina aparece como uno de los ejemplos de mujer abierta a la posibilidad de una vida profesional, con ambiciones que iban mucho más allá de la vida doméstica. En ese momento, Giuseppina, entonces soltera, ya trabajaba como ayudante de cátedra de geometría descriptiva en la FNA-UB y como arquitecta en la ETUB y declaraba su total adhesión a la ideología modernista.
No encontré ninguna dificultad, quizás porque siempre quise estudiar y porque siempre me tomé el curso muy en serio. La asignatura de Geometría Descriptiva que imparto desde 6º de la Facultad (hoy la carrera se reduce a cinco años) es bastante abstracta y compleja, pero la ilusión que siempre me ha llevado ha hecho que todo me resulte agradable. Eso sí, se necesita una tendencia y hasta una vocación: hay mujeres que se dan a la abstracción, así como se sabe que siempre ha habido arquitecturas, planos y especialidades, que a primera vista, parecen más adecuadas a una espíritu femenino.
— PIRRO. En: Tribuna da Imprensa: Tribuna da Mulher, 1952.
A diferencia del reportaje realizado por Flan sobre Adele Weber, la 'Tribuna de la Mujer' busca escuchar a Giuseppina sobre su desempeño profesional, dedicando espacio a sus opiniones sobre la relación con sus compañeros masculinos. A lo largo de su intervención se puede percibir que, en ese momento, ya se anunciaba una preocupación colectiva por la desigualdad de género en el ámbito profesional, que vio crecer la presencia de arquitectas en las escuelas de arquitectura y en el ejercicio profesional. Aun así, Giuseppina refirió no haber enfrentado tales dificultades y, cuando se le preguntó sobre su relación con las matemáticas, expresó que era totalmente posible que todos trabajaran en cualquier área de interés del campo. Se trataba, por tanto, de un contraste con el discurso de la autora sobre Weber, presentado anteriormente, que justificaba la presencia de la mujer en la arquitectura desde un enfoque de lo doméstico, ya que eran las únicas que conocían sus características. Pirro también comenta su trabajo en el sector de planeamiento de la ETUB, así como el proyecto de Ciudad Universitaria, entonces en marcha.
La entrevista termina con un breve resumen de su trayectoria, buscando precisamente revelar su multiplicidad de actividades, incluyendo su editorial y trabajo en el Instituto de Arquitetos do Brasil. Como es habitual en este tipo de entrevistas de la época, el artículo también comenta sus intereses más allá de la profesión, como los países que ya ha visitado (Italia, Francia, Suiza, Argentina, Chile, Uruguay y España), su afición por la música y el teatro. El periódico sigue insistiendo en comentar las preferencias de Giuseppina en el campo de los servicios domésticos, a lo que ella responde que prefería la cocina “para desarrollar su creatividad” (PIRRO. En: Tribuna da Imprensa: Tribuna da Mulher, 1952.).
En este breve recorrido por tales noticias, se pudo advertir una forma en que el periodismo cotidiano muchas veces imposibilitaba construir una figura femenina desvinculada de la vida doméstica, aunque, tal vez, esa fuera la intención de tales trayectorias dedicadas a la vida profesional, fuera del hogar. Es notable la preocupación de la prensa por la descripción del comportamiento de los arquitectos –ya sea en la vida social o en el ámbito laboral– en lugar de buscar conocer sus conocimientos, sus opiniones o sus logros. Podemos así vislumbrar lo que ya se sabe de los cada vez más numerosos estudios históricos sobre el tema: que las pocas mujeres que se graduaron en las décadas de 1940 y 1950 presenciaron un fuerte sexismo en el campo profesional, en la academia y en la sociedad en general, que las presionaban a asumir los roles tradicionales que les estaban reservados, consolidando en los registros históricos lo que podemos llamar ausencia sintomática.
Analizando las dos entrevistas, de Giuseppina y Adele, podemos notar los diferentes discursos de los periódicos: cómo uno se preocupa más por expresar los comportamientos de un arquitecto en el ámbito laboral y el otro prioriza la actuación profesional del propio arquitecto. Hablamos aquí de entrevistas que se dieron con un año de diferencia, pero que presentan mucho sobre cómo el hecho de que las mujeres diseñaran y construyeran la ciudad todavía era una novedad, especialmente cuando se trata del proyecto monumental de la Ciudad Universitaria que revelaría mucho de política brasileña de la época.
El siglo XX fue un período significativo en el camino de la construcción del rol social de la mujer, pero si bien pasó por resignificaciones, especialmente a partir de la década de 1950, siguió girando en torno a la vida doméstica. Lo que entendemos hoy por la independencia de la figura femenina, en aquella época, se contextualizaba, sobre todo, en vista de las practicidades que la modernidad brindaría para las tareas domésticas. Sin embargo, cada vez más mujeres buscaban la vida pública con la intención de trabajar fuera del hogar, sabiendo que la sociedad ciertamente exigiría que sus roles de esposa, madre y ama de casa se conciliaran con la profesión. Pensemos, por tanto, que estas funciones nunca serían exigidas a un hombre arquitecto, cuya atribución era dedicarse a su vida profesional con la garantía de que, al final del día, su cena sería puesta sobre la mesa por su esposa, como vemos en las conocidas sitcoms americanas de los años 50.
Las entrevistas, sin embargo, también podrían ser fuente de ejemplo para que otras mujeres de la época, quizás acostumbradas a dedicarse únicamente a la vida doméstica, pudieran tener el deseo de vivir una carrera profesional más allá del matrimonio y la maternidad, o incluso sentirse representadas en la vida pública. Una posible respuesta a que tengamos pocas mujeres al frente de estos despachos puede no estar relacionada con sus competencias, sino con el poco tiempo que les queda para dedicar a su vida profesional, dada la presión social de las tareas del hogar, la maternidad y matrimonio.
Este ensayo tiene su origen en la investigación de Iniciación Científica titulada “En busca de Giuseppina Pirro: entre los indicios de una trayectoria plural y su invisibilidad historiográfica (1940-1980)”, desarrollada entre 2020 y 2021 bajo la dirección del Dr. Paula Gorenstein Dedecca en la Escola da Cidade.
Referencias Bibliográficas
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FREIRE, Gyovanna T. À Procura de Giuseppina Pirro: entre os indícios de uma trajetória plural e sua invisibilidade historiográfica (1940-1980). Relatório de Iniciação Científica. São Paulo: Escola da Cidade – Faculdade de Arquitetura e Urbanismo, 2021.
LAET, Carlos R. M. de. Adele Weber, a arquiteta, muito loura e tímida. Flan, o Jornal da Semana. Rio de Janeiro, 1 a 19 set. 1953, ed. 23, p. 30.
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RABELO, Marques. Conversa da Semana: Espera no Galeão. In: Flan, o Jornal da Semana. Rio de Janeiro, 8 a 14 ago. 1954, ed. 69, p. 02.
SÁ, F. C. Profissão: arquiteta. Formação profissional, mercado de trabalho e projeto arquitetônico na perspectiva das relações de gênero. Dissertação de Mestrado em Arquitetura e Urbanismo. São Paulo: FAUUSP, 2010.
TASMERÃO, A. S. Abra o seu coração: a dimensão educativa do correio sentimental de Flan - O Jornal da Semana (1953) Rio de Janeiro. [s.l.] Universidade Estadual do Rio de Janeiro (UERJ), 2017.