-
Arquitectos: Arias Garrido Arquitectos
- Área: 8980 m²
- Año: 2021
-
Fotografías:RUHECA
-
Proveedores: AMILCAR Cubiertas y Pizarras, Cortizo, Finsa, Indelague, KATOA Lighting, PANELASTUR, Placo saint-gobain, Tromilux
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La formalización volumétrica del edificio, en piezas autónomas interconectadas, responde a la necesidad de resolver dos programas distintos: Auditorio y Escuela de Música, con necesidades diferentes pero con cierta vinculación programática requerida. Así se sitúa un gran volumen en el extremo norte de la parcela que alberga dicho auditorio y sus dependencias vinculadas: Foyer de acceso, camerinos, administración, sala de ensayo, etc., y el resto de piezas, más pequeñas, que alojan las distintas aulas de la escuela de música. Esta atomización volumétrica tiene una doble intención: por un lado huir en la medida de lo posible de un edificio masivo, en un contexto natural en el parque en el que se inserta, (en ejecución todavía), junto a la ribera del río Pisuerga; y por otro lado minimizar la contaminación acústica entre aulas, tan habitual en equipamientos de estas características. Este fraccionamiento origina “patios” abiertos en uno de sus lados como extensión del propio parque, que iluminan el corredor de conexión entre aulas.
Los huecos hacia el núcleo urbano se plantean cuadrados y más reducidos mientras que los que abren hacia el río son de gran tamaño, maximizando la visión del parque desde el interior de las aulas. En este frente se sitúan las de mayor tamaño, que se destinan a ensayos con grupos de instrumentos: la gran sala de la orquesta, sala big-band, sala de percusión, etc. El techo de las aulas se fragmenta en piezas triangulares de distintos materiales que configuran una geometría quebrada, favoreciendo la dispersión homogénea del sonido en el espacio. El auditorio, para 608 personas, pretende poner frente a frente el pasado y el futuro de la representación teatral y musical. Por un lado, alude a atmosferas clásicas, al resolverse sus dos laterales con piezas en madera con acabado dorado, como las salas de teatros y teatros de la ópera del siglo XIX. Por el contrario, el techo del patio de butacas, se desmaterializa al resolverse con una rejilla tipo trámex que deja en evidencia toda la iluminación y motorización escénica con la que está equipado el auditorio, en un intento de reivindicación del espacio técnico como coprotagonista del programa.
La metáfora musical aparece en numerosos puntos de la propuesta, desde la propia concepción de las aulas como notas musicales sobre un pentagrama, pasando por el diseño de algunos elementos y acabados: barandillas y antepechos, hasta inserciones de algunas melodías ilustres en algunos puntos del pavimento.