La década de los 70 marcó muchos panoramas de la sociedad que hasta la fecha se resguardan; el diseño de vanguardia, la moda y la música son distintivos culturales que permanecen en el imaginario colectivo, como lo es la escena disco. Sin embargo, cuando hablamos de un referente que conjugue estos aspectos y los eleve a su máxima expresión en definitiva hay que hablar de Studio 54.
Esta discoteca, famosa por ser el lugar de encuentro y diversión de las grandes personalidades del cine y la música de la época, en un principio fue un teatro que se usaba como estudio de televisión. No fue hasta en 1979 que Steve Rubell e Ian Scharager, dos jóvenes promesas del emprendimiento, quisieron transformarlo en club nocturno de alto prestigio en una de las zonas más peligrosas de Nueva York.
Con ayuda de dos diseñadores de iluminación Tony, Jules Fisher y Paul Marantz, y del arquitecto Scott Bromley, este espacio se transformó y reacondicionó para ser una gran discoteca. Los trabajos realizados constaron de nivelar el área de butacas en una pista de baile, agregar asientos y un bar en la planta baja, así como una zona de lounge en la planta alta para momentos más íntimos; conjugaron un DJ que recopilaba la mejor música disco del momento, un controlador de luces y dos personas para el proyector. Esto lo hizo convertirse en el mejor lugar para estar que funcionaba bajo la lógica de los teatros, con nivel de producción equivalente a Broadway.
No obstante, el mayor aporte cultural de Studio 54 fue su inclusión, ya que no solo asistían famosos, sino que aceptaban y celebraban a los homosexuales, transexuales, travestis, drag queens y un sin número de diversas expresiones corporales, donde quedaba clara la línea de que la cultura del otro está bien e importa. Un lugar donde todos eran aceptados con tal de que te vieras rico, importante, guapo, extravagante o queer.
Al final este club nocturno cerró sus puertas en 1979 tras una inspección fiscal y fue comprado por un magnate de la restauración que los transformó en su forma y uso original de teatro y que ahora sigue formando parte de la ruta de Broadway. Sin embargo, Studio 54 queda como ese referente cultural de la década de los 70, que se inmiscuyó en la cultura pop que lo convirtieron, más que un par de copas, en un experimento social.
En este video, realizado por el arquitecto y YouTuber Emiliano Bautista, podrás sumergirte en la historia de este icónico lugar para analizar todas las implicaciones sociales desde un punto de vista arquitectónico.