Durante la última década hemos sido testigos de cómo la profesión se ha diversificando para trabajar desde distintas trincheras sí por curiosidad, pero principalmente por factores económicos que atañen a las crisis económicas y medioambientales que han azotado en los últimos años. Creo que uno de los grandes mitos que se viven en las universidades de arquitectura es pensar que, al graduarse toda esa generación se dedicará a construir grandes edificios. La realidad es que no es así y a lo largo de los años, es muy común que de acuerdo con los intereses específicos de cada persona, las oportunidades se vayan diversificando para hacerlas partícipes de otras áreas que conforman la arquitectura de forma integral.
De esta forma es posible notar cómo las oficinas de arquitectura más jóvenes se dedican ya no solo a construir, remodelar o adaptar espacios sino que encuentran su lugar combinando disciplinas como la fotografía, el arte, el periodismo, el diseño industrial, la escenografía, la comunicación y hasta el diseño editorial. Aunque esta transición ha sido muy orgánica, es casi imposible no pensar en cómo la profesión ha mutado lo que nos lleva a hacernos preguntas como ¿qué pueden hacer los arquitectos además de arquitectura?
A lo largo de mis estudios como arquitecta me he cuestionado sobre las distintas posibilidades de ejercer la profesión. Sin embargo, siempre he creído que la base de muchas de estas preguntas que se encuentran en la superficie es ¿qué significa hacer arquitectura? Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en una conversación con dos editores de ArchDaily en donde discutíamos desde un punto de vista personal, cómo habíamos pasado de hacer arquitectura de la forma tradicional a hacer arquitectura sin diseñar edificios.
Desde mi formación en la universidad me pareció importantísimo escribir sobre arquitectura y conforme esta idea adquiría cada vez más fuerza en mi ejercicio cotidiano me pregunté ¿es escribir sobre arquitectura hacer arquitectura? ¿por qué estas palabras son tan importantes para el concepto general de la arquitectura?
Creo que algunas de las cosas más fascinantes de la obra de ciertos arquitectos son las publicaciones que acompañan, complementan y conforman su práctica. Si bien es cierto que dentro de nuestra labor como arquitectos contamos con distintas herramientas para representar los espacios como lo son los planos, renders, dibujos a mano alzada, modelos 3d y maquetas, generalmente (e idealmente también), existen otras herramientas que develan una profundidad que enriquecen los procesos.
Un ejemplo de esto es la revista de arte L’Espirit Nouveau, fundada en 1920 por Le Corbusier la cual encabezó el movimiento purista. En esta revista se publicó por primera vez el manifiesto purista el cual describió una priorización del orden, la organización y las leyes, separándose del cubismo. Este documento develó las características básicas que sustentaron la depuración de las formas con el fin de lograr llegar a una idea standard en relación a la producción y uso de objetos cotidianos que, confeccionados sobre cánones invariables y basados en leyes generales permitían el desarrollo de un lenguaje plástico uniforme y por tanto, reconocibles universalmente.
Si bien, tenemos el antecedente de la Revolución Francesa –que abrió la puerta a diversas investigaciones científicas y de cambios radicales–, los esfuerzos de Le Corbusier estaban contagiados por entender y demostrar lo empírico, por lo que los manifiestos, la estandarización y la mecanización que se apreciaba en su lenguaje arquitectónico, artístico y editorial representaban leyes que sentarían las bases para despegar a investigaciones mucho más amplias. De esta forma L’espirit Nouveauera el espacio por excelencia en donde plasmó estas leyes y en donde se discutió en varias ocasiones sobre el desorden mundial que se vivía en ese momento de acuerdo a los autores.
Posteriormente, dentro de la misma revista se publicó un artículo que portaba el título de “Construir en serie”, en donde se explicaba la casa como una máquina de habitar, un concepto que sería la base de muchos modelos de vivienda alrededor de todo el mundo y que estaba relacionado con temas de eficacia, precio, rapidez, entre otras cosas que tenían como finalidad proveer de vivienda a más sectores de la población.
Todo esto no fue sino el preámbulo del libro “Hacia una arquitectura”, el cual fue uno de los pilares más importantes dentro de la construcción de la arquitectura moderna. Me atrevería a decir que es probable que algunas de las edificaciones más importantes del Movimiento Moderno no hubiesen sido lo que fueron si no hubieran estado acompañadas/dirigidas por publicaciones como estas, las cuales marcaron los principios de la práctica de ese momento. Algunos ejemplos similares son "Los cuatro libros de la arquitectura" de Paladio y "Delirious New York" de Koolhaas, entre otros.
Las publicaciones, ensayos y manifiestos en arquitectura son importantes porque hablan fundamentalmente de procesos, valores tecnológicos y de situaciones culturales específicas de un momento en la historia. Aunque la narración histórica no es suficiente para contextualizar las obras del pasado, esta interpretación es un concepto crucial para la teoría y la práctica.
La arquitectura debe necesariamente contribuir a la constitución del espacio comunicativo. Si nos es dado comprender intelectual y emotivamente al arte y a la arquitectura del pasado, es porque hemos aprendido a traducir de una época a otra. Podemos comprender cómo la poesía, tanto en lenguaje como en arte y arquitectura, puede ser traducida. Somos herederos de tesoros inmensos y nos es dado, a través de una escrupulosa re-creación de arquitecturas y artefactos apropiados y conmovedores, construir nuevas prácticas sobre prácticas anteriores para producir obras coherentes en este mundo globalizado en crisis. Trazar el desarrollo de nuestra conciencia arquitectónica puede permitirnos proyectar nuevas promesas.
- Alberto Pérez Gómez
Sin embargo, no solo los arquitectos son quienes hablan de la propia arquitectura. Lo que resulta todavía más interesante en esta construcción es la narrativa que historiadores, artistas, periodistas e incluso habitantes construyen colectivamente porque algunas obras quizá, solo se puedan estudiar a través de estas palabras. Hablar y escribir de nuestro transitar en el mundo es fundamental para entender las fallas y aciertos de las ciudades que se han construido a lo largo de los años.
Ahora bien, ¿Qué nos dice hoy este futuro radiante esbozado tantas veces y que finalmente nos ha alcanzado?, ¿Qué nos dice hoy la arquitectura?, ¿Qué nos dicen hoy las formas de habitar?, ¿Qué nos escribe hoy en el mundo?, ¿Qué narrativas se esconden los monitores de las nuevas generaciones? Por nuestra parte queda seguir preguntando, seguir escribiendo siempre desde la crítica, seguir palpando los muros para rellenar los huecos y las incertidumbres que cada vez adquieren más fuerza en la construcción de un nuevo presente.
La experiencia de lo arquitectónico y la construcción de la memoria son algo que debemos retomar, aplicar y demandar en los proyectos que actualmente conforman aceleradamente este otro mundo, por eso es importante siempre mirar por el rabillo del ojo para rescatar lo esencial de lo que se difumina con el tiempo, de escuchar estos ecos para reconocer en ellos el verdadero valor de lo arquitectónico e inclinar este exterior hacia dentro reconociéndonos en este mundo común.
Este artículo es parte de los temas de ArchDaily: Arquitectura sin edificios. Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y obras. Conoce más sobre nuestros temas. Y como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestros lectores. Si quieres postular un artículo o una obra, contáctanos.
