Repleto de connotaciones y matices, el término paisaje es un concepto complejo y amplio. A caballo entre lo material y lo inmaterial entendemos que se trata de una construcción mental que pone en relación un entorno físico con un contexto socio-cultural determinado. Jordi Giner, Francisco Garrido y Alberto Moragrega presentaron, del 12 al 27 de noviembre, Al·luvió, una propuesta para Lluèrnia, el festival de la luz y el fuego que se lleva a cabo cada año en Olot, y reinterpreta la manera en la que entendemos comúnmente la idea de paisaje y los modos usuales de intervenir sobre él.
“La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante. […]”
Lluvia, Federico García Lorca
En palabras de los autores de la intervención: “Según estos versos de García Lorca, los paisajes poseen un alma y una esencia que los define. Pero, para que esta alma salga a relucir, existen elementos potenciadores o detonadores de su esencia. Como, por ejemplo, la lluvia, un elemento que “hace vibrar el alma dormida del paisaje”. El paisaje es el que es, independientemente de que llueva o no, pero es en el preciso momento en que caen las gotas cuando se introducen nuevos matices en la percepción y se despierta el lado oculto del lugar. Se intensifican los olores, se saturan los colores, aparecen nuevos sonidos y cambia la temperatura.
A raíz de estas palabras del poeta, se extrae una idea que funciona a modo de teoría: el alma del paisaje y sus intensificadores. Esta teoría es el germen de la propuesta Al·luvió, una intervención efímera para el festival de Lluèrnia 2021. No hay un punto de partida definido, ni un programa, ni una exigencia más allá de la necesidad de incorporar la luz de modo alguno en el espacio. Frente a la inexistencia de condicionantes previos, el equipo de trabajo se encuentra con el parque de Pedra Tosca, un paisaje que habla por sí solo, sin necesidad alguna de traductores o intermediarios: naturaleza exuberante, piedra volcánica negra, calma, pausa, una atmósfera mística, introspección, niebla y durante alguna época del año lluvia, mucha lluvia. Y de repente vuelven a aparecer las palabras de Federico García Lorca.
La ubicación escogida, el Parc de Pedra Tosca, es un lugar que forma parte de un territorio más extenso, La Garrotxa, en la provincia de Girona. Esta región es una de las pocas zonas volcánicas de la península ibérica y se caracteriza por los contrastes que podemos encontrar en ella. La piedra volcánica negra, una reminiscencia de la fiereza y la capacidad de destrucción de la madre naturaleza, contrasta con el colorido y la vitalidad que transmite su vasta vegetación. Vegetación que tampoco podría entenderse sin sus abundantes precipitaciones, a menudo acompañadas de un fenómeno de niebla y nubes bajas que le otorga al paisaje una cualidad casi onírica.”
En este sentido, la intervención plantea una lluvia hecha piedra, y una piedra hecha luz. Se trata de una representación abstracta de estos intensificadores del paisaje que son la lluvia y la niebla, que a su vez dialoga con el alma del paisaje. Esta conversación se da mediante la contraposición establecida entre la piedra negra del lugar (pesada, oscura, tosca, con aristas, que encuentra su lugar en el suelo, donde siempre ha estado) y la piedra blanca fotoluminiscente (ingrávida, pulida, redonda, que no llega a tocar el suelo, como un elemento alieno, temporal, que ésta de paso, como la lluvia) que incorpora la propuesta. Se trata de una exaltación del lugar, un hacer evidente su carácter pétreo a través de la pluviosidad.
“Sin embargo, tanto o más interesante es como el propio paisaje ha respondido a este nuevo estímulo proporcionado por la intervención, colonizándolo, y cubriéndolo de una pátina con un nuevo valor. Las telarañas configuran nuevas estructuras en este micro-ecosistema ajeno, el rocío perla los cables, dándoles brillo en el alba, y la propia lluvia acentúa sus formas y reflejos.”
La propuesta se materializa por medio de estas piedras fotolumínicas que almacenan la luz para ir soltándola poco a poco, por lo que además supone una manera sutil y poética de realizar una obra para un festival de luz en un entorno tan frágil y delicado como este parque natural. Al·luvió es una propuesta para hacer vibrar el alma dormida del paisaje, que despierta al caer la noche en La Garrotxa.
Nombre de la intervención: Al·luvió
Promotor: Lluèrnia 2021 – Festival del foc i de la llum (Olot, Girona)
Autores: Jordi Giner, Francisco Garrido y Alberto Moragrega
Ubicación: Parc de Pedra Tosca, Les Preses (Girona)