-
Arquitectos: ArquitectónicA Cecilia Yarmuch + Alejandro Aguilera
- Área: 220 m²
- Año: 2020
-
Fotografías:Raúl Meza Yarmuch
-
Proveedores: Fester, Owens Corning, Adobe, AutoDesk, Cemex, Comex, Sherwin - Vwilliams Auotmotive Finishes
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El desafío del proyecto fue diseñar “…un estudio que no vea a la casa, y una casa que no vea al estudio”. La casa está inmersa en un contexto campestre, donde se ubica un terreno, entre árboles de haya. El diseño se concibe desde la premisa de no tocar árbol alguno.
La jerarquía espacial se acentúa con un puente de acceso desde la calle; una rampa asciende desde el estacionamiento y conduce a las escaleras que llevan al jardín y al estudio. Estos accesos convergen en un pórtico que funciona como distribuidor - terraza, y separa el espacio público del privado: un límite diáfano que enmarca el bosque. La casa “se eleva” para permitir el crecimiento de las raíces de los árboles, el paso de animales silvestres; dejar fluir el agua de lluvia e impedir el contacto con el suelo húmedo. Así, la ventilación cruzada deshumidifica el ambiente para tener siempre confort y salud.
En contraste, el estudio “se entierra”, y se integra al jardín con una cubierta verde, para tener desde la vivienda una vista tal que no pueda ser percibido. En el estudio, un muro doble sirve de soporte a las escaleras y protege a sus moradores de los vientos fríos de invierno y el “efecto cueva” junto con la masa térmica mantienen una temperatura estable en el interior. Esta escisión intencional entre hogar y trabajo permite lo mejor de dos mundos: el cobijo con máxima privacidad en simultaneidad con el espacio productivo. El espacio de transición es también uno de articulación entre un ámbito y otro, a la vez que enaltece las vistas hacia la naturaleza exuberante. Así se vive más … y mejor.