El popular festival de arquitectura 48h Open House BCN nos invita este 23 y 24 de octubre a recorrer Barcelona a través de un tema específico: La arquitectura mediterránea. En palabras de sus organizadores, "una tradición arquitectónica vernácula, de raíces populares y anónima que se ha interpretado y adaptado a las nuevas realidades".
Se busca poner en valor el carácter histórico territorial que determinó a este tipo de arquitectura: ciudades activas con comercio portuario, bosques que controlaban la erosión y áreas fértiles de agricultura. Esta arquitectura mediterránea que desarrolló características tipológicas y técnicas constructivas propias, y que se reconoce hoy a través de ejemplos tales como la casa mediterránea o la bóveda tabicada.
Durante todo el fin de semana se desarrollará este evento que, además de resaltar el papel de la arquitectura mediterránea, destaca este año la figura del arquitecto José Antonio Coderch, “alumno de J.M. Jujol. Este arquitecto fusionó la funcionalidad de la arquitectura rural con las técnicas constructivas del momento sin perder su esencia, consciente de que los valores vernáculos definen la memoria colectiva y son un buen fundamento para el futuro”. Su obra, a la cabeza de la modernidad, es un claro ejemplo de cómo la construcción mediterránea tradicional puede adaptarse perfectamente al racionalismo más puro.
José Antonio Coderch (Barcelona,1913–Espolla,1984) empezó su actividad profesional en 1942. Su despacho firmó muchas obras reconocidas del racionalismo español, como la Casa en la Barceloneta, la Casa Ugalde, el Pabellón de Exposiciones de la IX Trienal de Milán, las Cocheras de Sarrià, el edificio Girasol en Madrid, entre muchos otros proyectos. Fue uno de los principales responsables de que la arquitectura de posguerra local se abriera a las corrientes contemporáneas internacionales. Personaje polémico, con fama de malhumorado, era una persona sumamente recta, extremadamente minuciosa y genial arquitecto.
Precisamente de su esfera más personal habla el libro Recordando a Coderch, a cargo de Pati Nuñez, del que ya hemos hablado aquí. Se trata de un retrato más íntimo del arquitecto, contado por aquellos que lo conocieron o trabajaron con él. Un retrato en el que la persona va dejando paso al arquitecto hasta conformar un complejo entramado de anécdotas, curiosidades, relaciones laborales y sociales de la época. Es hoy un buen momento para recordarlo.
Además de resaltar la obra de Coderch, el festival también hace mella, como en todas sus ediciones, en un sinfín de edificios emblemáticos de la ciudad de Barcelona y sus alrededores. La programación de este año, además de estar catalogada geográficamente, es organizada mediante secciones temáticas: Open Infraestructuras, Open Social y Open Green. En cada una de ellas se destaca, respectivamente: instalaciones que apoyaron el desarrollo de la ciudad, edificios que responden a la coyuntura contemporánea de la inclusión social y conjuntos concebidos con criterios de sustentabilidad.