Guillermo A. Blanco Alcón nos comparte una síntesis de su investigación 'Viendo, ser visto: La evolución del Faro de Trafalgar y su influencia social en la actualidad'. Este estudio resume los posibles aspectos a los que más afecta, en su influencia en dos realidades tan contrapuestas como son el turismo y la inmigración ilegal.
Quizás nuestra era sea precisamente el punto álgido en la decadencia de los faros como útil marítimo. La implantación de los sistemas de navegación por satélite, tales como el GPS, hacen de lo que siempre había sido la referencia costera por excelencia una pequeña ayuda en cuanto a localización.
En España, según Puertos del Estado, contábamos con 188 faros en pleno funcionamiento en 2017. 31 de ellos se encuentran en Andalucía y la friolera de 14 alumbran la Costa Atlántica Gaditana. Aun así, es relativamente escasa la información sobre ellos.
Esta paradoja hace plantear, ¿qué peso tiene la figura del faro en la actualidad y hacia qué campo se decanta? ¿al de ítem arquitectónico que da valor al paisajismo o al de necesidad básica para viejos lobos marinos un tanto desubicados?
Origen de Trafalgar
Todo el entorno de Trafalgar está íntimamente ligado al Estrecho de Gibraltar, uno de los pasos más frecuentados del mundo. El tráfico naval, que oscila en torno a los 82000 buques al año, denota la importancia que ha tenido a lo largo de la historia.
La delimitación del Estrecho viene dada en su ala oeste por la línea trazada entre Cabo Espartel, en Marruecos, y Cabo de Trafalgar, protagonista de este artículo. Esto visibiliza cómo este ha tenido relación directa con la masificación de las rutas marinas en toda la zona.
Pero, ¿en qué momento Trafalgar comienza a ser un punto de referencia y qué lo potencia? No sería hasta la Edad Media cuando el entorno se comenzaría a colonizar. Fueron los Árabes los que por primera vez se asentarían en el pueblo de Vejer, que al estar en la cima de la montaña y a una distancia considerable del océano se protegía suficientemente de los piratas, una de las amenazas más temidas de la época.
Así fue, que con la construcción de la Torre de Trafalgar, convirtieron el Cabo en una tierra “habitada” por primera vez. Lugar con buenas vistas y bien visto desde gran parte del entorno, transformándose Trafalgar en punto de referencia del litoral.
Evolución del Faro de Trafalgar
La puesta en escena del Faro de Trafalgar, mucho más allá de la casualidad, fue fruto de varios factores administrativos en el estado español de la época. Se dice que el XIX fue el Siglo de Oro de los faros. Así, en 1860, a manos del proyectista Eduardo Saavedra y Moragas (Tarragona, 1829 – Madrid, 1912) es construido.
La obra consta de una torre de 34 metros de altura colocada sobre un mogote de roca caliza-silícea, de 20 metros de altura media sobre el nivel del mar, que presenta una plataforma de 500 metros de largo por 250 metros de ancho. Además de la torre, hay un edificio en planta baja con las habitaciones para el servicio.
La primera reforma contundente y, sobre todo, la primera a nivel constructivo-arquitectónico se debe precisamente a una sustitución tecnológica. En el año 1926 se coloca una nueva luminaria mucho más potente bajo proyecto de Francisco García de Sola.
El peso de la nueva lámpara era mucho mayor al de la anterior, lo que consiguió que se temiera por el desplome del faro al completo. Sería Carlos Iturrate, en 1929, quien ejecutara un proyecto definitivo de reforma, diseñando los refuerzos con fábrica de ladrillo, mortero hidráulico y un enlucido de mortero hidráulico.
Arquitectónicamente hablando, el elemento de mayor fuerza en el proyecto no ha sufrido apenas cambios desde la reforma de 1929. Los mayores cambios se reflejan en la planta del atrio de viviendas. Durante la primera mitad de la década de los 80 se realiza una ampliación constructiva del edificio. En esta, debido a una mayor concienciación respecto a la conservación de las dunas cercanas, su elemento principal es una cochera con dos plazas para poder salvaguardar todoterrenos que permiten los desplazamientos.
Influencia social en la actualidad
Turismo
El Faro de Trafalgar, cuya autoría pertenece al Puerto de Cádiz, pero su emplazamiento y propuesta de explotación al consistorio de Barbate, es hoy en día una estrategia de turismo en desarrollo. Este plan surge como posible solución a uno de los mayores problemas turísticos en zona costera: la curva de estivalidad. En temporada alta se produce una línea de afluencia prácticamente fija, aunque sobresaliente, por supuesto, en julio y agosto. Antes y después existe un acantilado gráfico entre las personas que visitan la zona.
O al menos así era, porque el Plan de Desarrollo Ordenado propuesto por el Departamento de Turismo del ayuntamiento de Barbate ha hecho que la curva abismal se suavice naciendo en el mes de mayo con el llamado Mes del Atún. Talleres, rutas de tapas y actividades culturales para el conocimiento de este arte milenario son un atractivo mayor.
Para suavizar la curva al final de la temporada alta, se propone el mayor aprovechamiento del entorno del faro. El plan Descubre Trafalgar se lleva desarrollando varios años para conseguir que la explotación turística abarque especialidades antes impensables. Así es, por ejemplo, el festival de jazz-flamenco, que se viene celebrando en la parcela de la propia torre desde el pasado curso.
Inmigración ilegal
Geográficamente, la provincia de Cádiz es entorno idóneo para la inmigración procedente de África. Con una longitud mínima de 7,7 millas náuticas, Punta Oliveros y Punta Cires se convierten en los puntos más cercanos.
Esta distancia actúa como frontera natural entre países y continentes que viene a separar una tierra que alberga los 10 países con más pobreza y un 13% de la pobreza mundial con el continente donde se encuentran 4 de los 10 países con mejor nivel de vida según el PIB nominal.
Esto hace que, a la desesperada y en busca de un futuro mejor, miles de personas del continente africano se jueguen la vida cada año para cruzar este paso. Las playas del litoral atlántico gaditano son los destinos más frecuentados. Saliendo desde puntos como Asilah, Larache o Cabo Espartel, el recorrido es prácticamente una línea Sur-Norte hacia las playas gaditanas. En el año 2017, se registraron más de 6000 personas cruzando.
Huyendo de las playas con más control marítimo, como pueden ser las cercanas a la Punta de Tarifa, las mafias de la inmigración encuentran más afortunadas costas más norteñas y menos registradas. Por ello, playas como Marisucia, La Hierbabuena, Zahora, Mangueta, La Aceitera o El Palmar se han convertido en las más importantes en cuanto a la llegada de pateras en los últimos años.
En particular, el Faro de Trafalgar, volviendo a potenciar su cometido original, del cual previamente hablábamos como desvirtualizado a causa del avance en otras tecnologías, actúa como punto de referencia nocturno importante en la llegada de inmigrantes.
- Revisa el trabajo completo 'Viendo, ser visto: La evolución del Faro de Trafalgar y su influencia social en la actualidad'.