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Arquitectos: CoCo architecture, Jean de Giacinto Architecture Composite
- Área: 7445 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Edouard Decam
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Una nueva escuela en un pueblo francés: un entorno de aprendizaje innovador, sostenible y pedagógico. La construcción de edificios dedicados a la educación es una oportunidad única para ver a la arquitectura participar en la transmisión del conocimiento de una manera lúdica. El proyecto pretendía dar ejemplo en términos de confort y luminosidad. Ha sido diseñado para facilitar su uso por parte del operador, en particular para la gestión y seguridad de los accesos. Construir un lugar de aprendizaje es una oportunidad para desarrollar la curiosidad y el despertar constructivo en el estudiante. Al igual que en la construcción de una choza, el conjunto de los materiales que forman el edificio debe ser fácilmente legible por los usuarios.
El esqueleto de hormigón es completamente visible en las aulas. La corrección acústica se realiza gracias a los materiales de madera añadidos al hormigón a través de islotes y no se gestiona mediante un simple cielo falso sin sabor. El equipo de ventilación es visible. Los accesorios de iluminación se instalan directamente sobre el hormigón, al igual que los proyectores de vídeo y los altavoces. La carpintería de madera y la envolvente aislada en el marco de madera son visibles en las aulas.
De una manera bastante simple, los estudiantes pueden comprender el edificio y cómo funciona: la estructura, la envolvente, la acústica y el equipamiento técnico. Todos estos elementos participan discretamente en el despertar del estudiante, desde su imaginación hasta la construcción de sus conocimientos técnicos, y le ofrece una experiencia sensible del espacio y la arquitectura. Una tercera piel, formada por soleras, conecta el interior con su entorno; son ajustables, controlan el brillo y el confort térmico. Sus colores dan la impresión de una obra de arte cinética que ha tenido lugar frente a la colina boscosa.
A partir de ahora, son los usuarios quienes dan vida a esta imagen en movimiento, quienes se mueven, evolucionan, se recomponen infinitamente según las estaciones y los usos. Finalmente, una pasarela peatonal atraviesa las dos entidades del programa, el colegio por un lado y las áreas deportivas por otro. Así, el colegio no es una isla cerrada sino un espacio poroso, que se abre al pueblo.
El comedor presenta una fachada en gran parte acristalada, abierta al espacio público, que proporciona un vínculo visual con el pueblo. Las instalaciones deportivas del nuevo colegio se comparten con el municipio, multiplicando así los vínculos y los usos de este espacio. Esta vía pública es uno de los principios sólidos que permite que el proyecto se integre con la inteligencia a nivel de la aldea de Champier.