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Arquitectos: Fresneda & Zamora Arquitectura
- Área: 323 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Javier Callejas
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Proveedores: Strugal, Alu-Stock, AutoDesk, Isover, SGG CLIMALIT, TEJAS BORJA
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa se encuentra en el otrora paraje del Cortijo de las Peñas, al norte de la ciudad de Loja y en la falda del monte del Hacho. Actualmente en una urbanización residencial, extensión de la ciudad, carente de cualquier cualidad plástica propia de la disciplina arquitectónica.
La parcela se orienta sensiblemente norte-sur, con acceso por el norte y sobre-elevada sobre la vía férrea al sur, lo que permite tener vistas a la ciudad de Loja y su Sierra.
Por tanto, la casa se conforma con estos sencillos parámetros que condicionan su implantación: orientación al sur y visuales, negación del entorno inmediato y configuración y caracterización formal sustanciada en la arquitectura vernácula que fue en el paraje de las Peñas.
De esa necesidad de protegerse y negar lo inmediatamente colindante, la casa adopta su caracterizador “caparazón dorsal” como lo hace el armadillo, si bien se estructura de manera descendente norte sur para permitir que todas las estancias tengan orientación y vistas al sur. Igualmente, este caparazón configura las distintas piezas de la casa en volúmenes de una sola crujía que se articulan en distintas alturas dimensionando a su vez la anchura y posición. Lo que pone esta arquitectura en estrecha relación con la antigua construcción del cortijo propio de esta zona.
Material y constructivamente se actualiza el concepto constructivo propio de la arquitectura vernácula evocada, mediante muros de carga y cubierta a dos aguas, orientado a lograr la máxima eficiencia energética.
El muro de carga se densifica en una fina lámina de hormigón de quince centímetros de espesor que conforma tanto la estructura vertical como la horizontal de la vivienda y que en contacto directo con el ambiente interior procura una hoja de gran inercia térmica capaz de almacenar y mantener en el tiempo la energía de acondicionamiento térmico de los espacios.
La cubierta a dos aguas se extiende a toda la envolvente y configura una fachada ventilada que desconecta la hoja de inercia [hormigón] del ambiente exterior. Esta se conforma con la propia teja de cubierta: la teja alicantina característica de las austeras construcciones vernáculas [material accesible, de bajo coste y extraordinarias y contrastadas cualidades], ahora reconocido y actualizado como material idóneo para fachada ventilada cerámica.
Los testeros frontales proyectan una impronta más liviana, abierta al paisaje y protegida del viento y el soleamiento directo por una hoja metálica, ciega o perforada / practicable, según necesidades.