Descripción enviada por el equipo del proyecto. Desde que una gota de lluvia comienza su largo viaje hacia el mar, aparecen nuevas perspectivas. En esta nueva plataforma de observación hay algo sublime. Situado justo en la cima de la cresta del glaciar del valle de Schnals, el impresionante paisaje alpino de Italia se eleva por encima del embalse. En esta ubicación geográfica única, el destino decide si una gota de agua del glaciar se abrirá paso hacia el Mediterráneo o el Mar Negro.
Hacia la cima. El Hotel Grawand se encuentra en lo más alto de esta singular intersección alpina, que a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, es uno de los pocos hoteles en Europa ubicados a tal altitud, con la cima a solo unos 50 metros de distnacia. La impresionante vista del paisaje de los picos nevados hace que el tiempo se detenga. Los excursionistas y esquiadores visitan la cima para experimentar la naturaleza en su máxima expresión: escarpada, pedregosa, con viento y clima puro.
noa* diseñó un estructura arquitectónica con el fin de permitir a los visitantes de estadía más prolongada, así como a los viajeros que aprovechan la montaña durante el día, experimenten no solo el impresionante viaje a la estación de montaña, sino también puedan conocer la fascinante historia de las maravillas alpinas de este país.
Se desarrolló una plataforma de observación basada en una estructura ligera de acero corten, que le da un toque moderno que también se integra con el paisaje. El diseño incorpora la cruz de la cumbre preexistente, y la plataforma solo toca el suelo donde hay una necesidad estática, creando una construcción separada, casi flotante, que le permite convertirse en uno con las montañas y respirar la libertad.
Nuevas perspectivas. La plataforma sigue la topografía natural con una cuadrícula colocada sobre esbeltas vigas transversales, que están envueltas en laminillas verticales de acero corten. Los elementos verticales a la altura del parapeto trazan estas suaves curvas en su secuencia. Esto crea un efecto mágico: una apertura y un cierre de vistas que siguen el movimiento del espectador, una invitación a descubrir nuevas perspectivas una y otra vez. Esta dinámica única crea una experiencia sensual totalmente inmersiva en la que el tiempo se detiene por un momento y todos los demás recuerdos se eclipsan.
Una captura instantánea. Hablando de tiempo, se cortó un embudo geométrico en la plataforma de visualización ondulada para dirigir los ojos de los espectadores hacia algo atemporal: el lugar donde se encontró Ötzi. A solo unos metros de la frontera con Austria, el ángulo del embudo de observación lleva al visitante en un viaje intelectual cuidadosamente elaborado al Hombre de Hielo. El embudo de visualización fue diseñado con acero corten y, al igual que los listores de la barandilla, el acero se vuelve marrón oscuro, gris y negro a medida que cede a los elementos y se vuelve uno con su entorno. El extremo del embudo se completa con una barandilla de vidrio que hace volar sus pensamientos en un suspenso impresionante: parece que camina sobre el aire.