ONU-Hábitat o Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos y el desarrollo urbano sostenible, cuyo principal objetivo es hacer frente a los desafíos de la rápida urbanización, ha venido elaborando enfoques innovadores en la área del diseño urbano, centrados en la participación activa de la comunidad. ArchDaily se ha asociado con ONU-Hábitat para ofrecer semanalmente noticias, artículos y entrevistas que destacan esta labor, con contenidos directamente de la fuente, desarrollados por nuestros editores.
Descubre en este artículo la primera lección que se aprende en ONU-Hábitat, sobre cómo diseñar con y para la gente. Para crear grandes espacios públicos, el único secreto es escuchar a la comunidad. Cuestionando "cómo podemos diseñar juntos", este artículo presenta casos en Ghana, Brasil e India, centrándose en proyectos de ejecución en la calle, el mercado y los espacios públicos abiertos, en los que las intervenciones adoptaron enfoques participativos e involucraron a los residentes locales desde el principio del proceso.
Con la esperanza de que estas experiencias animen a otros a dar un paso adelante y seguir el mismo camino, los tres proyectos se basaron en la participación de la comunidad, la capacidad de construir y las estrategias de cambio de infraestructura.
El caso de Accra, Ghana
Espacios de juego para niños en los mercados de Malata y Nima
Como los mercados públicos de Ghana están llenos de vendedoras, los hijos de estas mujeres pasan hasta 10 horas al día en espacios formales e informales. Colgados alrededor de sus madres, estos niños pequeños terminan teniendo experiencias no tan comunes para los niños de su edad (de cero a cinco años). Solos o en grupos, se quedan en zonas peligrosas y no en entornos adecuados para los niños.
Mallam Atta (Malata) y Nima son dos de los mayores mercados de Accra, con un gran número de niños pequeños deambulando por ellos. Con la participación de la comunidad de vendedores y la autoridad local, ONU-Hábitat, en colaboración con la Fundación Mmofra y Health Bridge, abordó esta creciente preocupación y puso en marcha en ambos mercados públicos la primera prueba de los microespacios de juego para la primera infancia. Sabiendo que en esta edad crítica, "la estimulación [...] tiene un impacto directo en el desarrollo del cerebro", el proyecto titulado Espacios de juego para niños (Child Play Spaces) puso en marcha tanto espacios educativos como amistosos para los niños.
Los mercados de Accra, que consisten en puestos alquilados para uso individual, son una composición de estructuras temporalmente readaptadas. El espacio abarrotado, que es la principal limitación, requiere enfoques creativos e intervenciones adaptables. Comenzando con un taller de diseño participativo, los primeros esquemas se hicieron utilizando el popular juego de computadora Minecraft, una sencilla interfaz que permite a cualquiera expresar sus deseos. De hecho, participaron 23 miembros de la comunidad, que plantearon problemas que afectaban al mercado y propusieron soluciones. Para asegurarse de que las niñas y las mujeres del mercado participaran en el diseño y la ejecución, el equipo del proyecto celebró 61 reuniones con unos 114 participantes.
Con medios limitados, el proyecto logró su propósito y generó espacios de juego seguros para los hijos de los vendedores del mercado. En el caso del mercado Mallam Atta, las instalaciones implementaron superficies verticales para el juego tridimensional; asientos de uso múltiple y unidades para trepar; e instalaciones artísticas interactivas en paredes y techos para la estimulación visual. El mercado tenía capacidad para 50 vendedores y era accesible para 200 niños habituales por semana. Por otra parte, para el Mercado Nima, las intervenciones crearon superficies para escribir y dibujar; juegos locales interactivos; demarcación con malla metálica del área de juego; unidades de microbiblioteca hechas con neumáticos reciclados; y coloridas "cajas de juego" entre otros. En ella cabían 12 vendedores y era accesible a más de 100 niños por semana.
El caso de São Paulo, Brasil
Mind the Step - Jardim Nakamura
Las escaleras, a menudo descuidadas y olvidadas, son una parte importante de nuestros espacios públicos. Convertidas en lugares desagradables en la mayoría de los casos, son un elemento esencial de la red de movilidad de los peatones. A menudo, en las comunidades marginadas, son también las únicas zonas que quedan para el público, el único "respiro" para los barrios. Jardim Nakamura, en la periferia sur de São Paulo, Brasil, a 1,5 horas de distancia en transporte público del centro de la ciudad, tiene una falta de servicios públicos y altos índices de criminalidad. Hogar de una comunidad vulnerable y de bajos ingresos, la gente de este barrio se desplaza a pie para ir a sus trabajos.
En relación con este asunto, ONU-Hábitat, en colaboración con Cidade Ativa (Ciudad Activa) y Health Bridge, ha transformado una escalera situada en la Rua Agamenon Pereira da Silva, una de las principales calles del barrio. El espacio infrautilizado ha sufrido una falta de mantenimiento, convirtiéndolo en un vertedero inseguro. A poca distancia de dos escuelas públicas, una guardería, un centro de salud, residencias, tiendas y servicios locales, estos escalones tienen una posición estratégica.
El proceso de diseño involucró a los miembros de la comunidad local, a la comunidad de la escuela, a las asociaciones de vecinos, a los artistas urbanos locales y a la autoridad del gobierno local. Titulado Mind the Step, el proyecto comenzó con 5 talleres, incluyendo dos sesiones de Minecraft, donde se recogieron las aportes de 163 miembros de la comunidad. De hecho, esto llevó a la Autoridad del Gobierno Local (LAG) a mejorar elementos específicos antes de la intervención práctica, implementando por ejemplo nuevos letreros de cruce de peatones y de reducción de velocidad, iluminación LED, etc.
Más tarde, fue la comunidad la que transformó la escalera, participó en la pintura de murales y otras actividades de voluntariado. Los cambios de infraestructura incluyeron arte mural; toboganes de madera, bancos y una mesa de picnic; 10 bancos de neumáticos; una biblioteca comunitaria, y jardineras de drenaje. Considerada una intervención exitosa, la zona ha visto aumentar el número total de personas que utilizan el sitio. El lugar regenerado se convirtió en un punto de reunión en el vecindario.
El caso de Kochi, India
Playa Munambam Muziris
La playa de Munambam Muziris, en la isla de Vypin, en Kochi (India), ha sido ignorada durante mucho tiempo por las autoridades locales, a pesar de ser muy agradable para las personas gracias a sus áreas verdes que proporcionan sombra. El nunca haber recibido ninguna intervención impedía a los residentes, especialmente a las personas con discapacidades y dispositivos de movilidad, utilizar el espacio, ya que no existía una infraestructura que les permitiera acceder a la playa.
ONU-Hábitat ha asumido esta preocupación y ha ayudado a los habitantes del lugar a recuperar el espacio, en colaboración con ESAF y Health Bridge, "haciendo que la playa sea más funcional e inclusiva para todas las personas, independientemente de su sexo, edad y capacidad". De hecho, el proyecto de la playa de Munambam Muziris generó un "modelo de playa sin barreras", que se duplicará en otras circunstancias similares, implementando rampas en la playa, "que pueden ser utilizadas por cualquier persona con o sin un dispositivo de movilidad". Además, la intervención también procuró fomentar el turismo y la calidad de vida de la comunidad local.
Siempre adoptando el mismo enfoque de involucrar a los residentes locales en la iniciativa desde el principio, el proyecto puso en marcha un taller de Minecraft con 42 miembros de la comunidad y 8 funcionarios electos, donde la gente desarrolló diseños para toda la playa. Propusieron mejorar el parque para niños, crear un área de deportes e introducir mejoras para las personas que viven con discapacidades. Tras una multitud de reuniones, la playa de Munambam Muziris generó un "entendimiento entre la comunidad sobre la importancia del espacio público, la necesidad de que las playas sean inclusivas para las personas que viven con discapacidades y el proyecto en general". Al final, los cambios de infraestructura comprendieron una rampa sin barreras, una entrada y un baño público, junto con 3 paredes de graffiti y 11 cubos de basura.
Los resultados de este proyecto incluyen el acceso a la playa para personas con discapacidad, un aumento de los negocios y el flujo de turistas. Además de ser una importante contribución a la accesibilidad a nivel de distrito, el proyecto alentó a otras playas a repensar sus limitaciones y cambiar sus diseños.
Información a través de ONU-Habitat.
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