Experimentando con un material muy rígido, Antony Gibbon imagina un proyecto residencial donde la cáscara de hormigón exterior gira y gira para crear espacios habitables. Con una función muy básica, la propuesta es una invitación a empujar los límites técnicos y desatar la imaginación.
Twine: Series One es un proyecto que establece, según el arquitecto, "una serie de formas orgánicas [que] se retuercen y serpentean para formar una serie de arcos que albergan los mínimos espacios interiores de vidrio debajo". De hecho, para generar un espacio residencial, Antony Gibbon Designs divide el programa en 2 entidades. Las áreas de la estancia y la cocina están integradas en la primera rotación de concreto, en donde la estructura se encuentra con el suelo y forma un espacio cerrado. El segundo conjunto de giros será el anfitrión de las habitaciones. El esquema concreto marca los límites entre el espacio y otro, sin el uso de ningún sistema de partición adicional.
Los espacios interiores y exteriores son continuos, con solo pantallas transparentes de vidrio para dividir físicamente entre las 2 experiencias. Un área de asiento circular empotrada viene en el medio de la composición, donde las olas de concreto están más alejadas del suelo, creando una entidad íntima y aislada dentro del desarrollo lineal. Los descubrimientos arquitectónicos generados, ya sea en el exterior o en el interior, crean una cierta diversión que desencadena la curiosidad del inquilino y del visitante.
El efecto escultórico del edificio crea vistas especiales del paisaje. En realidad, el paisaje está enmarcado por las ondulaciones de hormigón, lo que hace que la vista desde el interior sea muy específica del edificio. El diseño similar al ADN genera en ciertas áreas una planitud en el techo. En los extremos, el plano horizontal sostiene los paneles solares, y en el centro de la estructura, el techo plano alberga una bañera de hidromasaje, a la que solo se accede por una escalera de caracol.