-
Arquitectos: ESEcolectivo Arquitectos
- Área: 100 m²
- Año: 2018
-
Fotografías:Andrés Villota
-
Proveedores: AutoDesk, Ecuaplastic S.C., Rooftec Ecuador, Trimble Navigation
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Rosa y Jaime buscan construir una casa de campo para disfrutar de la naturaleza en su terreno, marcado por un imponente árbol de algarrobo. El paisaje seco de Tanda se ha modificado por sistemas de riego permitiendo que el terreno sea apto para la agricultura, actividad que representa una afición importante para la familia. Por otro lado, Rosa y Jaime conservan algunas cerchas metálicas para armar carpas temporales que pueden ser reutilizadas en la casa. Con estos antecedentes, se trazan las primeras condiciones del proyecto.
La propuesta inicial consiste en una disposición en planta rectangular que se divide en dos barras bien diferenciadas en su materialidad: una cerrada y pesada en la parte trasera y otra ligera y abierta que se enfrenta al algarrobo y la vista panorámica al valle seco. El programa se organiza alojando dos dormitorios, sala y el comedor en el componente ligero del proyecto, mientras que los baños y la cocina se organizan en la barra cerrada. El ingreso divide transversalmente a la casa entre el área social y el área privada, a través de un espacio con vista directa al estanque exterior. El estanque se llena de plantas acuáticas y se alimenta de las aguas grises que producen baños y cocina.
El proyecto se sostiene en dos sistemas estructurales. El primero, es una estructura metálica ligera, diseñado para reutilizar todas las cerchas de las carpas disponibles. Para la barra trasera, se opta por muros autoportantes de ladrillo, de modo que estructura y cerramiento se fusionan en un solo elemento constructivo. Siguiendo la lógica estructural del proyecto, resultó pertinente utilizar el espacio sobre los baños como un altillo de baja altura como espacio los niños de la familia. Este espacio modificó el diseño en sección de la casa, incorporando una cubierta con pendiente positiva para el área privada y otra cubierta con pendiente negativa para el área social.
El remate de ambas cubiertas se resuelve a través del área de ingreso, espacio sobre el cual se proyecta una terraza accesible que permite aprovechar la vista del paisaje desde el exterior. En el interior, paneles de yeso y polialuminio resuelven las escasas divisiones, mientras que, al exterior, la fachada principal se recubre con mamparas de vidrio altas. Finalmente, un deck de madera bordea la fachada como espacio intermedio entre la casa y el exterior. Los aleros de la cubierta se extienden para proteger el deck del clima y permiten formar un pequeño espacio de contemplación de la naturaleza, el árbol y el paisaje.