Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. Los restaurantes, las tiendas, los hoteles o las oficinas ruidosas son suficientes para ahuyentar a las personas. Al planear una reunión o incluso salir de noche con amigos y amigas, somos conscientes de escoger un lugar donde podamos concentrarnos y oírnos entre sí, porque cuanto más ruidoso sea nuestro mundo, más difícil será concentrarnos en lo que realmente queremos oír.
Desde el comienzo de los tiempos, nuestros oídos nos ayudaron advertir peligros cercanos. Hoy en día su función sigue siendo la misma, pero los peligros actuales son diferentes de lo que eran en el pasado. Los sonidos no deseados pueden tener efectos graves para la salud, tales como: pérdida auditiva, presión alta, dolores de cabeza, cambios hormonales, enfermedades psicosomáticas, trastornos del sueño, reducción del rendimiento físico y mental, reacciones de estrés, agresividad, sentimientos constantes de displacer y reducción general de nuestro estado de bienestar.
Teniendo en cuenta esta lista de efectos colaterales, sería ridículo dejar el confort acústico de nuestros espacios sólo para los especialistas. Cuando los arquitectos tienen la conciencia del confort acústico, el resultado final puede ser extraordinario.
Así funciona el confort acústico
Incluso durante el sueño, nuestro oído externo, medio e interno reciben, transmiten y detectan el sonido, respectivamente. Las presiones sonoras hacen que el tímpano vibre, estimulando los nervios en el oído interno. Las diferencias en la presión determinan el volumen (medido en decibelios), mientras los ciclos de vibración por segundo determinan el tono o la frecuencia (medida en Hertz).
La calidad acústica interna depende de cuán bien se controlan las fuentes de sonido. Los ruidos externos, internos, de impacto y emitidos por equipos se transmiten a través del aire o de la textura del edificio. La forma en que el oído humano percibe el sonido depende directamente de los niveles de reverberación y absorción dentro del edificio.
Para evaluar el confort acústico de un edificio, se evalúan el nivel sonoro y la acústica de la sala: el nivel de sonido se mide por niveles de ruido de fondo frente al pico. La acústica de la habitación se mide por el tiempo de reverberación, nivel de inteligibilidad y nivel de privacidad. Dependiendo de la funcionalidad del edificio o sala, se aplican diferentes requisitos acústicos.
Cómo diseñar teniendo en cuenta el confort acústico
Al diseñar pensando en el confort acústico, considera las necesidades de los ocupantes, junto con factores externos y arquitectónicos: el programa de la construcción, hábitos culturales, tipos de ruido, espectro de ruido, sistemas de construcción y materiales.
Sí, es difícil predecir el sonido con precisión, pero es imprescindible prever los niveles de ruido externos a través del análisis del sitio y una narrativa explicando los requisitos de desempeño del edificio, la estructura del edificio y las necesidades de equipo técnico. Los análisis en el sitio no pueden ser reemplazados por simulaciones computacionales, ya que no tienen oídos humanos. En última instancia, el rendimiento acústico se reduce a los acabados.
¿Dónde se deben involucrar los arquitectos y arquitectas?
Una vez que las necesidades programáticas son conocidas (y los niveles de ruido correctos ya determinados por un especialista), es hora de seleccionar los materiales.
En este punto es preciso que los arquitectos deban estar más involucrados, pues es donde pueden marcar la diferencia en el diseño y la expresión del edificio (exterior e interior). Hay una gran variedad de materiales personalizables disponibles, tales como paneles acústicos de pared y forro que son una excelente manera de reducir los reflejos sonoros. También el vidrio acústico integra una capa intermedia de película para disminuir la transmisión de sonido sin sacrificar la transparencia, y esto puede ser una gran manera de crear subdivisiones interiores en espacios modernos y reducidos, por ejemplo. Y nunca debemos olvidar el uso y la aplicación correctos del sellador a prueba de sonido, que evita que los ruidos no deseados escapen de una habitación a través de fallas mínimas y grietas. Finalmente, una prueba in situ garantiza que se alcanza el rendimiento especificado.
La acústica es un elemento clave en todos los tipos de construcción, desde hospitales, edificios educativos, centros deportivos hasta residenciales o lugares de trabajo y música. Cada tipología en la arquitectura tendrá sus propios requisitos acústicos y es por eso que los arquitectos y arquitectas no pueden proyectar un edificio cómodo y sostenible sin la investigación y el conocimiento anteriores.
Para alcanzar un espacio acústico perfecto, debemos estar conscientes de los materiales tecnológicamente avanzados que mantienen la acústica de clase mundial. A medida que las ciudades se densifican, los vecinos se vuelven más cercanos (físicamente, claro está), las personas trabajan en casa y los edificios adquieren cada vez un programa más mixto que nunca, los paisajes acústicos internos están evolucionando. El cambio climático ya ha amplificado los niveles de ruido, aumentando nuestro uso de sistemas de aire acondicionado. Las tempestades se están intensificando, provocando más vibraciones. Nuestros edificios van a exigir un mejor aislamiento para proteger a los ocupantes de los ruidos internos y externos.
Al final de cuentas, la manera como oímos en un espacio afecta no sólo nuestra apreciación, sino también nuestra productividad, nuestra capacidad de aprender, nuestro sueño, comodidad y bienestar general.
Publicado originalmente el 2 de Noviembre de 2019, actualizado el 28 de Mayo de 2021.