- Área: 35 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Cristiano Bauce
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Proveedores: Cosentino, Hunter Douglas, Roca, FIBRAPLAC, Florense, SULINA ILUMINAÇÃO, Santa Luzia, Sherwin-Williams, Tramontina, VETROSUL
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este Taller Culinario surge con el clásico concepto de un taller: un espacio para crear y producir arte, siendo este, el arte de cocinar. Este espacio ha sido diseñado para el placer de cocinar como pasatiempo y para despertar sentimientos a todos quienes utilicen esta mesa de trabajo. Como un estudio para experiencias gastronómicas y sensoriales, el espacio tiene el concepto de cocina libre que reúne a los amantes de la buena comida, convirtiéndose en el trono de un gran banco versátil y funcional con un aire de ligereza en el espacio.
Con colores más sobrios y un ambiente íntimo, la presencia predominante de la vegetación se destaca y da vida al espacio, que tiene carácter de almacén como las antiguas cocinas de décadas pasadas. Contradiciendo esto, tenemos un espacio joven y contemporáneo que despierta el lado creativo, permitiendo al público abrirse a nuevas experiencias. El taller culinario describe bien un espacio hecho para ser un lugar de experiencias, con un estilo industrial y un personaje de estudio predominante, como una re-lectura de viejos almacenes.
El carácter industrial de hoy, permite que las estructuras aparentes sean las principales guías del proyecto, pero la marcada presencia de la madera rompe el aire frío del ambiente y lo transforma en un lugar acogedor.
El estilo creativo y personalizado es la marca registrada de nuestra oficina, pues siempre buscamos mostrar la versatilidad de materiales con diferentes formas de aplicación, como por ejemplo la malla de hierro en la pared es un mural de recetas. Se destaca enfáticamente la mesa de trabajo F-53 justo en la entrada del taller culinario: una reinterpretación de mesa con concepto que rescata el placer de cocinar siendo el centro de convivencia del espacio.
El diseño, perteneciente a La Agencia (UY), tiene un estilo de caballete con un banco completo en Dekton Kelya, con espacio para un huerto integrado y en su base listones de roble natural. Además del banco, otro punto culminante es el armario en la parte posterior del espacio, pues es una reinterpretación de un antiguo almacén: un gran volumen de madera que sirve como despensa y lugar para los hornos, lo que permite flexibilizar el espacio y su funcionalidad.
Como solución sostenible, la malla de hierro corrugado en la pared sirve como un mural personalizado en el espacio y se reutiliza desde la fase de construcción, evitando su eliminación y el desperdicio de material. La pared con jardín vertical está hecha con bolsas de tela reciclada de botellas de PET, que representan el 70% de su composición y hacen que la vegetación tenga más espacio para crecer con la retención de humedad y nutrientes necesarios para su fortalecimiento. Otro elemento considerado sostenible es la presencia de una huerta que sirve como materia prima para la preparación de los platos del chef en el espacio del taller, utilizando condimentos orgánicos de la siembra directa.