- Área: 145 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Onnis Luque
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Proveedores: Helvex, LAMOSA, MSD, Pisos y Tabiques Extruidos, Santa Julia, URREA
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Tras varios años de estar ubicados en el barrio de San Ángel, al sur de la Ciudad de México, y después de nuestros primeros 6 años como oficina independiente, aparece la oportunidad de cambiar la ubicación de nuestro taller de arquitectura.
Nuestras necesidades de espacio y de ubicación comenzaron a ser diferentes: eso que comenzó como un estudio casi personal empezó a transformarse poco a poco en un espacio colectivo, donde un equipo de ya varios arquitectos forma parte fundamental de nuestro quehacer cotidiano.
Nos dimos a la tarea de buscar un nuevo sitio que estuviera dentro del sur de la Ciudad, donde siempre nos hemos sentido identificados, y al cual guardamos gran cariño y apego; un lugar que mantuviera una estrecha relación con el entorno vegetal que nos brinda el sur de la Ciudad, que estuviera rodeado de parques, y que al mismo tiempo no se alejara tanto de las principales conexiones de transporte. Así es como llegamos al barrio de San Diego Churubusco, ubicado muy cerca del centro de Coyoacán, entre tres de las principales arterias de nuestra Ciudad y a unas cuantas cuadras del parque Xicoténcatl.
El lugar seleccionado fue una pequeña casa con un antiguo taller de carpintería, situada en uno de los extremos de un callejón típico de esta zona. El nulo mantenimiento del inmueble durante los últimos años, así como el abandono del taller, habían dejado la pequeña casa en estado de casi abandono.
Transformar, rescatar y reciclar fueron los principales temas para lograr nuestro nuevo espacio de trabajo, haciendo que aquella esencia de casa y taller no se perdiera. Contábamos con esa vivencia de casa estudio que nos parecía interesante, que, mezclada con nuestra idea de taller de arquitectura, hicieran una especie de laboratorio, un lugar donde poder experimentar materiales, detalles, texturas y ambientes, generando en nuestro día a día sugerentes momentos para la reflexión y ejercicio de nuestro entender constructivo-espacial.
El proyecto cuenta con 145m2, distribuidos en 4 niveles: recepción y showroom en planta baja, dos niveles de zonas de trabajo, y una azotea donde se ubicaron una pequeña sala de juntas y un privado, estos últimos separados por una pequeña terraza, donde la parte vegetal se hace muy presente.
La escalera fue un espacio a trabajar muy interesante, ya que se conservó su morfología, simplemente retirando barandas y algunos detalles de albañilería, limpiando el espacio, y únicamente colocando un pasamanos ligero de acero crudo que acentúa el vacío y recorre los cuatro niveles.
La materialidad del proyecto fue dictada totalmente por el uso e historia del lugar: un textil entre pasado y presente forma un sutil discurso, honesto y sencillo. Seleccionamos la madera y el estuco natural como personajes principales, dejando que la historia de la antigua carpintería permaneciera en el ambiente, contrastándola con un estuco oscuro sobre todos los muros, y dejando un perfecto telón de fondo que hace que los tonos de la madera capten toda la atención, además de permitir que las maquetas se roben todas las miradas.
La meta fue lograr un estudio y taller de arquitectura donde la sensación de experimentación estuviera siempre presente, así como la esencia de aquella casa donde lo cotidiano tenía lugar, y que el ángel de aquel taller de carpintería permaneciera tatuado en este nuevo espacio de trabajo, integrándose como un renovado y sencillo miembro más del callejón.